Guía para la dedicación a una deidad concreta, por Nagash

Este artículo ha sido extraído íntegramente del blog del Arca de Ptah . Considero que es un artículo muy interesante del que todos podemos aprender algo, y sobre todo, me gusta la sencillez con la está escrito; poniendo los conocimientos al alcance de cualquier lector. Espero que lo disfrutes.

La dedicación es un ritual por el cual nos comprometemos a trabajar con una forma divina concreta durante un periodo determinado de tiempo. No deberíamos confundirlo con devoción, ya que podemos tener devoción por una deidad, organizarle un altar y trabajar con ella de cuando en cuando, pero no dedicarnos a ella, que implica un trabajo más profundo y, sobre todo, rutinario, a fin, generalmente, de conseguir algo a cambio. Y es que durante la dedicación se deben marcar unas rutinas, que ya veremos más adelante. Recordemos, una dedicación implica devoción, pero una devoción no implica dedicación.

El tiempo que dura una dedicación es el que consideramos oportuno, pudiendo quedar marcado desde un principio o bien quedar delimitado por un acontecimiento. Por ejemplo podríamos estar escribiendo un libro y dedicarnos a Thot durante la escritura del mismo, siendo el libro terminado la ofrenda a la deidad. De esta forma la dedicación termina cuando terminamos el libro. Es importante marcar unos límites. Si a la deidad sólo le ofreciésemos el acto de crear, podría hacer que nunca se terminase dicha obra, ya que se estaría alimentando de la energía creativa. En algunas tradiciones, como la Fellowship of Isis, la dedicación es un periodo previo a la iniciación como sacerdote, quedando esta marcada de alguna manera.

Aunque cada persona es un mundo, las dedicaciones nunca deberían ser inferiores a un mes lunar ni superiores a un año, por norma general. Si un año nos parece poco, siempre se podrán renovar “votos”. Lo bueno de esto es que podemos cambiar las condiciones del “contrato”. Y es que sí, debe existir un contrato, ya sea verbal o escrito. Debemos acordar con la forma divina concreta lo que le vamos a ofrecer y lo que esperamos a cambio. Hay gente que se conforma con simplemente verbalizarlo, otros en cambio lo escriben, lo firman y se lo ofrendan a la deidad.

En todo tipo de tradiciones se utiliza la dedicación, ya sea una orden mágica, como la Golden Dawn, religiosa,

Altar devocional a Thot, dios de la magia y patrón de los escribas.

como el Kemetismo Ortodoxo o el Helenismo, o mágico-religiosa, como Thelema o la Wicca. Normalmente las órdenes religiosas o mágico-religiosas se dedican como parte de su devoción a la deidad, intentando conseguir una armonía y entendimiento de las mismas. Las órdenes mágicas en cambio lo suelen hacer para atraer hacia ellos una energía concreta que utilizar en sus rituales y suelen ser dedicaciones mucho más cortas pero con unas rutinas mucho más fuertes. Por ello suelen considerar que las dedicaciones deben hacerse con cuidado y durante periodos de tiempo muy cortos (algunas establecen que una semana de dedicación para determinadas prácticas es suficiente), ya que más tiempo genera un desequilibrio energético considerable en la persona. Anteriormente citamos que no deberían ser inferiores a un mes. Esto sería cuando hablamos de una dedicación normal. Muchas ordenes mágicas hacen “retiros espirituales” durante, por ejemplo, tres días, durante los cuales se deja de lado la vida social y mundana, y todo el día se dedican a realizar trabajos específicos con esa deidad concreta. Pero eso es harina de otro costal.

Con respecto al ritual por el cual nos dedicamos a la deidad poco se puede decir. Solo deberíamos seguir unos pasos básicos, como preparar un altar con una imagen de la deidad, invocar a dicha deidad, meditar con ella y mostrarle nuestras intenciones (contrato) y, por último, presentar las ofrendas. No existe un ritual base para esto, ya que dependerá de la deidad con la que queramos trabajar. Recordemos que aunque Cristo y Osiris sean UNO, el primero deberá ser adorado siguiendo ritos cristianos mientras que el segundo se hará siguiendo ritos egipcios. En el rito es necesario que marquemos los periodos de tiempo, como hemos indicado anteriormente y las veces que vamos a trabajar con la deidad diariamente. Como mínimo debería ser una vez al día, aunque lo ideal serían tres. En otros casos, como puede ser con deidades lunares, podemos dedicarnos para ciertos ritos durante fases de luna concreta. Así pues podríamos dedicarnos a Thot para trabajar durante las lunas llenas durante un año lunar o a Hékate para trabajar durante las lunas oscuras. Este tipo de dedicaciones no son las más comunes, pero son igualmente válidas.

El ritual debería efectuarse en el lugar donde este colocado el altar a la deidad, ya que cuando hacemos una dedicación es recomendable tener un altar fijo a la misma, al menos durante el tiempo que dure la dedicación. El lugar elegido debe ser un lugar donde podamos trabajar cómodos, sin que nos molesten. Lo ideal sería una habitación dedicada a este fin, pero no tiene porque ser así. Una estantería en nuestra habitación, una pequeña mesa en un despacho… cualquier lugar es válido siempre que esté limpio y nos sintamos cómodos. En el caso de no poder tener un altar, deberemos tener todos los artículos que utilicemos durante la dedicación guardados en un baúl, caja o arcón, y los sacaremos cuando vayamos a trabajar. Esto es sobre todo muy eficaz en deidades creadoras, como puede ser la Diosa de la Wicca, ya que el acto de montar el altar implica en sí mismo un acto de crear. Es importante que, aunque el altar este a la vista, no nos dediquemos a mostrarlo y no dejemos a nadie que lo toque, debe estar protegido de los “profanos”.

Altar devocional al Agathos Daemon, el espíritu Helénico protector de los hogares.

En el altar es imprescindible que haya una imagen de la deidad, ya que de esta forma nos concentramos mejor en esa deidad durante los rituales y, además, cierto poder la llega a habitar gracias a las ceremonias. Dicha imagen deberá ser lo más perfecta y acorde con la divinidad que nos sea posible. Lo ideal sería que la modelásemos o pintásemos nosotros mismos. Si no es así es preferible encargársela a un artesano antes que comprar las producidas en serie. Los artesanos normalmente te dan la posibilidad de personalizar las imágenes y te aseguras, además, de que esa imagen es única.

En el altar deberían haber velas, cuyo color estará relacionado con la deidad, como rojo para Hékate o azul para Ptah, porta inciensos y recipientes para las ofrendas. Además deberá tener una decoración acorde a la deidad, ya que esa decoración atraerá la energía de dicha divinidad. Para los que estén interesados en magia ceremonial, o bien busquen muchas correspondencias, les recomiendo el Liber 777 de Alister Crowley, donde se da una gran cantidad de correspondencias mágicas para los diferentes dioses. Si no buceando en la mitología o viendo el trabajo previo de otras personas con las deidades podremos sacar correspondencias claras. No te asustes por preguntar a otra gente que trabaja o ha trabajado previamente con esa deidad, siempre estarán encantados de ayudarte. Así pues para dioses como Dionisos podemos colocar madera de vid y pino, uvas y vino, para Atenea aceite de oliva, imágenes de lechuzas y ramas de olivo, para Isis flores blancas, aceites esenciales y miel… investiga o usa el citado libro y las correspondencias saldrán solas. Sino siempre puedes meditar con la deidad para que ella te indique.

El altar debe estar siempre limpio y libre de polvo y suciedad. Como mínimo ha de limpiarse una vez por semana. Si se ensucia antes, deberá limpiarse antes.

Deberemos preparar una invocación adecuada. Podemos utilizar una antigua, una moderna o una creada por nosotros. En su Liber Astartér bel Berylli, el ya citado Crowley nos indica que la invocación debería ser de la siguiente manera:

  • Primero, una Imprecación, como si se tratase de un esclavo ante su amo.

  • Segundo, un Voto, como si se tratase de un vasallo ante su señor.

  • Tercero, un Memorial, como de un hijo ante su padre.

  • Cuarto, una Oración, como de un sacerdote ante su dios.

  • Quinto, un Coloquio, como un hermano con su hermano.

  • Sexto, una Conjuración, como un amigo con su amigo.

  • Séptimo, un Madrigal, como un amante con su amada.

la primera parte ha de ser de Reverencia, la segunda de Fidelidad, la tercera de Dependencia, la cuarta de Adoración, la quinta de Confianza, la sexta de Camaradería, la séptima de Pasión.

Si bien es cierto que la fórmula propuesta por Crowley es muy válida no es la única. De todas formas te aconsejaría seguir un poco estas premisas para hacer al menos una invocación, verás que salen preciosas fórmulas.

La invocación será la parte principal del rito, después de la misma presentaremos las ofrendas y realizaremos otros trabajos, como puede ser la meditación, o viceversa. En cuanto a herramientas rituales se suele recomendar utilizar la vara, para canalizar la energía, y el cáliz, para las ofrendas de agua, pero nunca otras como la daga, ya que puede ser interpretado como una ofensa, o el pentáculo, a no ser que esté en consonancia con la deidad elegida. Siempre utilizaremos la misma vestimenta para hacer los rituales, que será una vestimenta limpia y que no utilicemos en el día a día. Incluso algunos, para determinadas deidades, las podremos hacer desnudos. Lo ideal sería una túnica de un color acorde a la deidad, como blanco para Vesta o rojo para Hathor. Además podremos llevar otros elementos que concuerden con la deidad elegida y que, en ocasiones, puedan sustituir otras herramientas. Así pues un ankh sería adecuado para deidades egipcias, un cuerno de ciervo para Cernunnos, una Hoz para Cronos, una lámpara para Vesta… Estas prendas serán llevadas durante los rituales, pero no siempre serán utilizadas. El cuerno o el ankh, por ejemplo, podrán sustituir la varita. Todos los materiales que se utilicen para los rituales deben ser consagrados a la deidad, y no se deben profanar utilizándolos para otros usos.

El incienso que elegiremos durante los rituales sera de un aroma que se adecue a la naturaleza de la deidad elegida. Bien pueden ser mezclas realizadas por nosotros, bien hierbas o resinas quemadas directamente sobre el carbón o bien usar varillas o conos convencionales. Si deseamos usar mezclas, Scott Cunningham, en su obra El libro completo de inciensos, aceites e infusiones, tiene una gran variedad de recetas que podemos realizar. También podemos investigar y recurrir a la obra de artistas clásicos. Por ejemplo, Plutarco, en su obra Los Misterios de Isis y Osiris, dice que los egipcios utilizaban diferentes inciensos dependiendo de la hora del día, así se utilizaba Incienso al amanecer, Mirra por la tarde y Khypy, una mezcla especial, por la noche. Si deseamos usar varillas o simplemente hierbas o resinas sobre carbón, siempre elegiremos aromas adecuados, bien porque las propiedades de dichos aromas son similares a los “poderes” de la deidad, o bien porque, basándonos en su historia, son hierbas sagradas para ellos. Así por ejemplo utilizaremos Jazmín para Isis, mastique para Mercurio o ditania para Perséfone.

Las libaciones son muy comunes. Una libación consiste en derramar agua u otro líquido en un recipiente o en el suelo como ofrenda y purificación para la deidad. Con deidades egipcias esto se hace a diario sobre todo con agua. Con otras deidades como Dionisos, o la mayoría de deidades griegas, se hace con vino. Escanciar el líquido implica que dicha bebida está en movimiento y, por lo tanto, viva. Purifica y es una forma excelente de presentar la ofrenda. Incluso podemos hacer infusiones, de la misma manera que inciensos, para realizar las libaciones. Como se ve hasta ahora siempre se busca que todos los materiales del rito estén relacionados con la deidad elegida. Esto es una forma de hacer que la energía de la misma este en consonancia con el ritual en sí, y por lo tanto el dios o diosa se sienta “cómoda”.

Altar devocional a Horus, Señor de las Estrellas Circumpolares.

Con los alimentos y productos perecederos sucede lo mismo. Investigando podemos llegar a saber cuales son los adecuados y cuales nunca habría que ofrendar. A nadie se le ocurriría ofrendar carne de cerdo a Alá, pero tampoco debe hacerlo a ninguna deidad Egipcia. Para Hékate ofrendaremos pescados, cebollas o ajos, para Seth lechugas, para Perséfone granada, para Thot higos, para Eostres manzanas… Tened en cuenta que ningún alimento es feudo de una sola deidad, pero algunos alimentos son incompatibles con ciertas divinidades. Nunca dejaremos que los alimentos se estropeen en el altar, esto es una ofensa. Lo que hacer con los mismos cuando se retiran depende de cada caso, en algunos se tirarán a la basura, en otros se sacarán a la calle o a un campo cercano para que los consuman los animales del lugar o la propia tierra y en otros serán consumidos por el ritualista.

Antes de la ceremonia deberemos purificarnos y prepararnos. Es ideal tomar una ducha o un baño relajante, si se tiene tiempo. Meditaremos ya sean dos minutos para quitarnos los malos pensamientos. Durante la ceremonia deberemos usar el mejor lenguaje que conozcamos, nada de palabrotas o frases ofensivas. Podemos acompañar la misma con música o danza. Poco a poco la ceremonia irá siendo modificada, hasta que nos satisfaga del todo, llegando a formar parte de nuestro ser. Al final dicha ceremonia estará cargada con nuestra identidad. Si no tenemos tiempo de realizar la ceremonia, el devoto deberá invocar mentalmente y hacerla de manera interior. Cuando tenga tiempo ya la hará fisicamente. Aunque tengas un santuario perfecto la ceremonia debe ser siempre un proceso de interiorización. Alister Crowley nos dice de manera muy acertada:

El propio cuerpo debe ser un templo y el templo externo no es más que una mera imagen. En el cerebro se encuentra el Santuario y allí no hay ninguna imagen. La propia respiración del hombre ha de ser el incienso y la libación.

La meditación quizás sea el método más poderoso para llegar a la deidad, y deberá ser realizada a diaro. Se meditará sobre la naturaleza de la deidad, o bien dejaremos la mente en blanco frente al altar o con la mirada clavada en la imagen. Así podrán venir a nosotros ideas de trabajo, o descubrir parte de nuestro interior. Si esto no sucede, no hay que preocuparse, estamos estableciendo un vínculo con el dios o la diosa. Además podemos visualizar a la deidad viva, de pie ante nosotros y ver que nos muestra e, incluso, establecer diálogo con ella. No nos fiemos de todo lo que nos diga, ya que muchas veces son meras imaginaciones nuestras, cuando la deidad no ha dicho nada realmente. Deberemos poner esto en cuarentena, escrito en un cuaderno, y pasado el tiempo releerlo e investigarlo.

Con el resto de la ceremonia cada deidad es un mundo. Una gran amiga, devota de Ishtar, por ejemplo, solía hacer preparados de aceites esenciales acordes a los gustos de la diosa, y con ellos ungía su cuerpo tras consagrarlos a la deidad. Esto era un acto de ofrenda en sí mismo. Su cuerpo se convertía en un colchón cómodo para la diosa, y de esta manera inculcaba en su vida las energías de la diosa y las enseñanzas que le otorgaba.

Altar devocional a Ishtar, diosa babilónica. Foto extraída de "The Temple of the Sisterhood of Ahel Adom"

Una devoción no se limita únicamente a hacer un ritual al día. Nuestra vida debe ser acorde a dicha devoción. Debemos alejar de nosotros cualquier acto, palabra o actitud que no sea del agrado de la deidad, como la falta de castidad para Artemisa, o la evasión para Ares. Deberemos evitar todo tipo de pensamientos, palabras o actos negativos. Sin embargo, uno puede ser muy cruel si la deidad elegida muestra su amor de esa manera, como Kali. Además podemos hacer de cualquiera de nuestros actos en un acto de devoción a la deidad. Por ejemplo, al comer podemos decir: “Yo como estos alimentos agradeciéndoselos a mi deidad, ya que me los ha enviado para ganar fuerzas y poder ser más devoto de Él/Ella”; al acostarnos: “Me acuesto para dormir y le agradezco a mi deidad esta bendición, y así estaré más despejado en mi nuevo acto de devoción”; y así con todo lo que se nos ocurra. Además durante la devoción deberíamos centrarnos en investigar más sobre la naturaleza de la deidad elegida y la cultura en la que fue engendrada. Tengamos en cuenta que tanto una devoción como una dedicación hacen que las energías de la deidad inunden nuestro comportamiento e, incluso, modifiquen en parte nuestra forma de ser. Hace tiempo hice una devoción a Ra-Hoor-Khuit, también conocido como Horus Vengador de su Padre. Una deidad guerrera como ninguna. Durante esa temporada siempre estaba más alerta y, aunque siempre he sido una persona bastante “sumisa”, algo en mi cambió y, desde entonces, ya no me dejo pisar por nadie, llegando incluso a enfrentarme a un superior que me hacía la vida imposible en el trabajo. Años antes esto era impensable para mi comportamiento. Es muy aconsejable crear un mantra con el nombre de la deidad elegida para recitar constantemente. Se me viene a la cabeza el típico mantra para Pan: Io Pan.

Por último, investigaremos cuando son las ceremonias antiguas dedicadas a la deidad que estamos honrando. Cuando coincidan en fechas, siempre haciendo un cálculo aproximado, intentaremos reproducir dichas ceremonias o, al menos, hacer un ritual especial para esa fiesta.

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Este ensayo ha sido realizado basándome en mi propia experiencia e investigación, en las experiencias de personas cercanas a mi y en el Liber Astarte Bel Berylli de Alister Crowley. Las imágenes publicadas en este artículo corresponden a altares personales y de amigos cercanos que las han cedido voluntariamente.

Fuente: http://elarcadeptah.es/blog/?p=517

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