Archivo por meses: agosto 2013

Maxine Sanders y amigos, en enero 1966

Estas imágenes de Maxine Sanders, Alex Sanders, Paul King, Jean Stevens y algunos otros miembros del coven, sin nombre conocido, fueron tomadas en enero de 1966 por Jack Smith.

 

 

Las imágenes fueron, al parecer, publicadas por primera vez en  El cometa.

Si se compara la foto de arriba, con la siguiente, te darás cuenta de que la figura femenina de la derecha  (que está delante de Alex Sanders), tiene el pelo largo y pintado sobre el negativo con el fin de ocultar su rostro.

Si se compara la foto de arriba, con la siguiente, te darás cuenta de que Maxine tiene el pelo largo y pintado en el negativo (abajo).

Fuente: http://sexywitch.wordpress.com/2007/08/11/maxine-sanders-co-january-1966/

Himno a Hécate, Hesíodo

La Teogonía (Θεογονία : Theogonía, literalmente Origen de los dioses) es una obra poética escrita por Hesíodo, poeta de la Antigua Grecia. En su obra, encontramos un Himno a Hécate.

 

Embarazada ésta [Asteria], parió a Hécate, a la que Zeus Crónida honró sobre todos y le procuro espléndidos
regalos, la suerte de participar en la tierra y el mar estéril. Ella también obtuvo en lote la dignidad que
confiere el estrellado cielo y es especialmente respetada por los dioses inmortales. Todavía ahora, cuando

alguno de los hombres de la tierra los propicia, celebrando magníficos sacrificios según costumbre, invoca
repetidamente a Hécate. Muy ffácilmente obtiene gran honor aquel cuyas súplicas acepta complaciente
la Diosa, y le concede prosperidad puesto que está en su mano. Pues cuantos nacieron de Gea y Urano
y obtuvieron honras, ella poseeel lote de todos ellos. En nada la maltrató el Crónida ni tampoco le
quitó  nada de lo que recibió en suerte entre los primeros dioses, los Titanes; sino que sus atribuciones son
las mismas que tuvo desde el principio. Y no por unigénita la Diosa obtuvo en lote menos dignidad, sino
todavía mucha más aún, puesto que Zeus la respeta. Al que ella quiere, grandemente le asiste y ayuda;
en el juicio se sienta junto a los venerables reyes, y en el ágora hace destacar entre la gente al que ella
quiere. O cuando armados de coraza marchan los varones hacia la guerra destructora de hombres, allí la
Diosa asiste a los que quiere decididamente concederles la victoria y encumbrarles de gloria. Es capaz
de asistir a los nobles que quiere y con igual capacidad, cuando los jóvenes compiten en juegos, allí los
asiste y ayuda la diosa; y el vencedor en fuerza y capacidad, fácilmente y contento se lleva un magnifico
premio y proporciona gloria a sus padres. A los que trabajan en el mar intransitable y elevan sus súplicas
a Hécate y al resonante Ennosigeo, fácilmente la ilustre Diosa les concede pesca abundante y fácilmente se
la quita cuando parece segura si así lo desea su corazón. Es capaz de aumentar el ganado en los establos
junto con Hermes, y en cuanto a las manadas de bueyes, los extensos rebaños de cabras y las majadas
de lanudas ovejas, si así lo desea en su corazón, multiplica los pequeños y disminuye los numerosos. Así,
aunque es unigénita, de madre, goza de gran respeto entre todos los Inmortales por sus prerrogativas.
El Crónida la hizo criadora de los jóvenes que después de ella vieron la luz de la Aurora que a muchos
alumbra. Y así, desde siempre, es criadora de la juventud y estas son sus atribuciones.

El Valor de perderse, por Tais.

Últimamente mi bandeja de entrada del correo se llena de pequeñas dudas sobre como avanzar ante un estancamiento, de palabras de frustración porque algo no sale como esperamos. A veces hay que perderse. En todos los sentidos. En el camino, en los ejercicios, en la vida. Perderse puede ser más valioso de lo que creemos. Tais, una colaboradora de Wiccanos.com escribió para esa web un artículo que hoy, con su permiso, os traigo para la reflexión.

El Valor de perderse 

No son pocas las veces que andando el Camino que nos lleva por la senda de la Wicca nos encontramos perdidos. Este no es un artículo como los otros, es una pequeña reflexión sobre el camino, las encrucijadas, el perderse al andarlo, los temores, los miedos, las pequeñas alegrías y el sentido de la vida. Hace unos días una querida amiga me preguntaba ¿Qué es lo que la Diosa quiere de mí? ¿ Por qué no encuentro la forma de avanzar en el camino?

Son preguntas que todos nos hacemos miles de veces cuando decidimos caminar esta senda, que es magia, religión, espiritualidad, fe, creencias, tradiciones, trabajo en solitario, en grupo, cosas que fallan, cosas que se solucionan.

Hay un momento para cada cosa, y cada cosa tiene su propio momento. No debemos dejarnos llevar por la impotencia, o cuando nos perdemos porque quizás es el momento más valioso de nuestra vidas.  Paulo Coelho decía: “nada está completamente errado en esta vida. Hasta los relojes parados aciertan dos veces al día“. Bien, considero que esto es verdad absoluta y rontundamente. Para Camus, el mayor error, son las cosas que no hacemos.  Edison  encontró más de quinientas maneras de las que la bombilla no funcionaba. Einstein suspendió matemáticas.

Pero, además, no debemos machacarnos por buscar el sentido de la vida, si lo encontrarás ahora ¿qué harías el resto de tu vida? El Maestro no da respuestas, sino que ilumina el camino para que decidamos por donde andar. Las encrucijadas aparece, pero sólo uno mismo tiene la capacidad de tomar su camino, porque aunque muchos trabajemos en grupo, este camino no deja de ser solitario. Lucha sin miedo a las heridas para alcanzar tus metas, para conocer aquellas respuestas a las preguntas que te haces, pero recuerda que quien busca siempre encuentra; y quizás no encuentras las respuestas porque no has buscado bien, no te has esforzado o sencillamente no estás preparado. El camino se abre solo cuando llega el momento de verlo. Nadie dijo que fuera fácil. Nadie dijo que estaríamos tan solos como estamos.  Un gran poeta español, Antonio Machado escribió una vez:

Caminante, son tus huellas,
el camino y nada más.
Caminante, no hay camino,
se hace camino al andar.
Al andar se hace camino,
y al volver la vista atrás,
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar.
Caminante, no hay camino,
sino estelas en la mar.
 

       Equivocarse. ¿Por qué tememos tanto al error? Nos equivocamos porque somo humanos, y el error es parte de nuestra vida. Merece la pena, caerse, perderse y no saber avanzar; merece la pena encontrarte con personas que te enseñaran cosas. De todos podemos aprender, incluso de aquellos que no nos gustan aprendemos lo que no queremos ser. Errar es parte de nuestras vidas.Todos somos capaces de hacer algo bien a la primera, pero cuando algo no nos sale, ¿no debemos intentarlo de nuevo? En esta vida ganaremos y perderemos amigos, libros, recuerdos… y eso nos hace únicos. 

El camino es perderse. No te rindas.

 

Fuente: wiccanos.com

El Hombre y sus Símbolos por C.Jung

EL HOMBRE Y SUS SÍMBOLOS. C.Jung 

El proceso de individualización, M.L. von Franz: 

La percepción de la sombra: animus, anima 

 

” Si el inconsciente se presenta al principio en una forma util o en una negativa, después de algún tiempo suele sugerir la necesidad de readaptar en mejor forma la actitud consciente a los factores inconscientes, es decir, aceptar lo que parece ser “criticismo” por parte del inconsciente. Por medio de los sueños podemos entrar en conocimiento de los aspectos de nuestra personalidad, que por diversas razones hemos preferido no contemplar muy de cerca, esto es lo llamado “percepción de la sombra”, una parte inconsciente de la personalidad, que con frecuencia aparece en los sueños en forma personificada.

La sombra no es el total de la personalidad inconsciente, representa cualidades y atributos desconocidos o poco conocidos de ego: aspecto que, en su mayoría, pertenecen a la esfera personal y que también podrían ser conscientes. En algunos aspectos, la sombra también puede constar de factores colectivos que se entroncan fuera de la vida personal del individuo.

Cuando un individuo hace un intento para ver su sombra, se da cuenta, a veces se avergüenza de cualidades e impulsos que niega en sí mismo, pero que puede ver claramente en otras personas, cosas tales como el egoismo, pereza mental, sensiblería, negligencia, cobardía…

(…)

La sombra no consiste solo en omisiones, también se muestra con frecuencia como un acto impulsivo o impensado. Estando expuesta a contagios colectivos en mayor medida que lo está la personalidda consciente así, es que deja paso a impulsos que realmente no le pertenecen; es particularmente en contacto con gente del mismo sexo cuando una persona se tambalea entre su propia sombra y la de los demás. Aunque si vemos la sombra en una persona del sexo opuesto, generalmente nos molesta mucho menos y estamos más dispuestos a perdonar.

Por tanto, en los sueños y en los mitos, la sombra aparece como una persona del mismo sexo del soñante.

 

La aparición de la sombra no acarrea invariablemente problemas éticos difíciles y sutiles. Con frecuencia emerge otra “figura interior” Si quien tiene el sueño es un hombre, descubrirá una personificación femenina de su inconsciente; y será una figura masculina en el caso de una mujer. Muchas veces, esa segunda figura simbólica surge tras la sombra produciendo nuevos problemas diferentes.

El ánima es una personificación de todas las tendencias psicológicas femeninas en el psique de un hombre, tales como vagos sentimientos y estados de humor, sospechas proféticas, captación de lo irracional, capacidad para el amor personal, sensibilidad para la naturaleza y -por ultimo pero no en ultimo lugar- su relación con el inconsciente. No es una pura casualidad el que en [/u]los tiempos antiguos se emplearan sacerdotisas -como la sibila griega- para interpretar la voluntad divina y para establecer comunicación con los dioses.

En su manifestación individual, el carácter del ánima del hombre, por regla general, adopta la forma de la madre. Si comprende que su madre tuvo una influencia negativa sobre él, su ánima se expresará con frecuencia en formas irritables, deprimidas, con incertidumbre e inseguridad. Sin embargo, si es capaz de vencer los asaltos negativos, pueden servirle, incluso para reforzar su maculinidad. Dentro del alma de tal hombre la figura negativa del ánima-madre repetirá interminablemente este tema: “No soy nada, nada tiene sentido, para otros es indiferente pero para mí… no disfruto de nada” Estos humores de ánima producen una especie de embotamiento, miedo a la enfermedad, a la impotencia, o a los accidentes. La totalidad de su vida toma un aspecto triste y opresivo. Tales estados de humor sombrío pueden incluso, inducir al hombre al suicidio y en tal caso, el ánima se convierte en un demonio de la muerte.

Otra forma en que puede revelarse el ánima negativa en la personalidad de un hombre es en los comentarios irritados, venenosos con los que rebaja todo. Los comentarios de ese tipo siempre contienen una despreciable tergiversación de la verdad y son situlmente destructivos.

Si por otra parte, la experiencia de un hombre acerca de su madre ha sido positiva, eso también puede afectar al ánima en formas típicas, aunque diferentes, con el resultado que, o bien resulta afeminado o es presa de las mujeres y por tanto, incapaz de luchar con las penalidades de la vida. Un ánima de ese tipo puede volver sentimentales a los hombres.

Las manifestaciones más frecuentes del ánima toman la forma de fantasías eróticas. Los hombres pueden ser llevados a nutrir sus fantasías viendo películas o soñando despiertos con materiales pornográficos. Este es un aspecto crudo y primitivo del ánima que se convierte en forzoso solo cuando el hombre no cultiva suficientemente sus relaciones sentimentales, cuando su actitud sentimental hacia la vida ha permanecido infantil.

Todos es tos aspectos del ánima tienen la misma tendencia que hemos observado en la sombra, es decir, pueden ser proyectados de modo que aparezcan ante el hombre como cualidades de alguna mujer determinada. Es la presencia del ánima la que hace que un hombre se enamore de repente cuando ve a una mujer por primera vez y sabe que “es ella”. En esa situación, el hombre tiene la impresión de haber conocido íntimamente esa mujer desde siempre; se enamora de ella tan perdidamente que al observador le parece una auténtica locura. Las mujeres que son “como hadas” atraen especialmente tales proyecciones del ánima porque los hombres pueden atribuir casi todo a una criatura que es tan fascinantemente indefinida y por tanto, puede continuar fantaseando en torno a ella.

La proyección del ánima en esta forma tan repentina y apasionada puede alterar el matrimonio y conducirle al llamado “triángulo amoroso”. Sólo se puede encontrar solución soportable a un drama semejante si se reconoce que el ánima es una fuerza interior. El objetivo secreto del inconsciente al acarrear tal complicación es forzar al hombre a que desarrollo y lleve a su propio ser la madurez integrando más de su personalidad inconsciente e incorporándola a su propia vida.

Hay también otros tantos aspectos positivos, siempre que la mente lógica del hombre es incapaz de discernir hechos que están escondidos en su inconsciente, el ánima le ayuda a desenterrarlos. Aún más vital es el papel que desempeña el ánima al poner la mente del hombre a tono con los valores interiores buenos y por tanto, abrirle camino hacia las profundidades interiores más hondas. Es como si una “radio” interior quedara sintonizada con cierta longitud de honda que excluyera todo lo que no hace al caso pero permitiera la audición del “Gran hombre”. Al establecer esta recepción de radio interior, el ánima adopta el papel de guía o mediadora en el mundo interior.

La función como guía interior positiva se produce cuando un hombre toma enserio sus sentimientos, esperanzas y fantasías enviadas por su ánima y cuando los fija de alguna forma; por ejemplo por escrito, en pintura, escultura, composición musical o danza. Cuando trabaja en eso paciente y lentamente, va surgiendo otro material inconsciente más profundo salido de las honduras y conectado con materiales anteriores. Después de que una fantasía ha sido plasmada de alguna forma, debe examinarse intelectual y estéticamente con una reacción valorizada del sentimiento. Y es esencial mirarla como un ser completamente real; no tiene que haber ninguna duda secreta de lo que eso es “solo una fantasía” Si esto se realiza con devota atención durante un largo periódo, el proceso de individualización se va haciendo paulatinamente la única realidad y puede desplegarse en su forma verdadera.

En la Edad Media se produjo una perceptible diferenciación espiritual en materias religiosas, poéticas y de otra índole cultural; y el mundo fantástico del inconsciente era reconocido con mayor claridad que antes. Durante ese periódo, el culto caballeresco a la dama significó un intento para diferenciar el lado femenino de la naturaleza del hombre respecto a la mujer exterior así como en relación con el mundo interior.

La dama acuyo servicio se consagraba el caballero, y por quien llevaba a cabo sus hechos heroicos, era naturalmente una personificación del ánima. El nombre del portador del Grial en la versión de la leyenda según Wolfram Von Eschenbach es especialmente significativo: “Conduir-amour”, guía en el amor. Enseña al héroe a diferenciar sus sentimientos y su comportamiento respecto a las mujeres. Sin embargo, posteriormente, este esfuerzo individual y personal por desarrollar las relaciones con el ánima se abandonó cuando su aspecto sublime se fundió con la figura de la Virgen que entonces se convirtió en el objeto de devoción y alabanza ilimitadas. Cuando al ánima, como virgen, se la concibió como un ser totalmente positivo, sus aspectos negativos encontraron expresión en las brujas.

En China, la figura paralela a María es la diosa Kwan-Yin, una figura del ánima más popular en China es “La señora de la Luna” que otorga el don poético o musical a sus favoritos e incluso, puede concederles la inmortalidad. En la India, el mismo arquetipo está representado por Shakti, Pavati, Rati y muchas otras; entre los musulmanes ella es, principalmente, Fátima, la hija de Mahoma.

La adoración ánima como figura religiosa oficialmente reconocida acarrea el grave inconveniente de que la hace perder los aspectos individuales. Por otra parte, si se la considera exclusivamente como un ser personal, hay el peligro de que, si ella es proyectada en el mundo exterior, sea sólo ahí donde se la pueda encontrar. Esta última situación puede crear interminables molestias porque el hombre se convierte, a la vez, en víctima de sus fantasías eróticas y en un ser que depende de una mujer concreta.

Solo la decisión penosa -pero esencialmente sencilla- de tomar en serio las fantasías y los sentimientos propios puede evitar, un estacamiento total del proceso de individualización interior, porque solo de esa forma el hombre puede descubrir qué significa esa figura como realidad interior. Así el ánima vuelve a ser lo que fue originalmente: la mujer interior que transmite los mensajes vitales como guía interior, del “sí-mismo”

 

El ánimus: el hombre interior 
La personificación masculina en el inconsciente de la mujer -ánimus- muestra aspectos buenos y aspectos malos, como le ocurre al ánima del hombre. Pero el ánimus no aperece con tanta frecuencia en forma de fantasía o modalidad erótica; es más apto para tomar la forma de convicción “sagrada” oculta. Cuando tal convicción es predicada con voz fuerte, insistente, masculina o impuesta a otros por escenas de brutal emotividad, se reconoce fácilmente la masculinidad subyacente en una mujer. Sin embargo, aun en una mujer que sea exteriormente muy femenina, el ánimus puede ser también una fuerza dura e inexorable. Podemos encontrarnos de repente en contra de algo en una mujer que es obstinada, fría y completamente inaccesible.
Uno de los temas favoritos que el ánimus repite incesantemente en las meditaciones de ese tipo de mujeres suele ser así: “La única cosa que yo deseo en el mundo es amor” o “en esta situción solo hay dos posibilidades… y ambas son igual de malas” -el ánimus jamás cree en excepciones- Raramente se puede contradecir la opinión de un ánimus porque, por lo general, suele tener razón; sin embargo, pocas veces parece ajustarse a la situación individual. Es apto para una opinión que parece razonable pero al margen de la cuestión. Al igual que el caracter del ánima de un hombre está moldeado por su madre, el ánimus está bastante influido por el padre de la mujer. El padre dota al ánimus de su hija con el matiz especial de convicciones indiscutibles, irrecusablemente “verdaderas” convicciones que jamás incluyen la realidad personal de la propia mujer tal como es realmente. Esa es la causa de, que algunas veces, el ánimus sea como el ánima, un demonio de la muerte. Por ejemplo, en un cuento gitano, un apuesto extranjero es recibido por una mujer solitaria a pesar de que ella tuvo un sueño que le advertía que él era el rey de la muerte. Después de haber estado con ella algún tiempo, ella le insistió a que dijera quien era realmente. Él, al principio rehusó diciendo que ella moriría si se lo decía. Sin embargo, la mujer insiste y él le revela de repente que es la propia muerte. La mujer muere de inmediato de miedo. Considerado mitológicamente, el apuesto extranjero es probablemente una imagen pagana del padre o de un dios que aparece aquí como el rey de la muerte -como el rapto de Perséfone realizado por Hades- Pero psicológicamente representa una forma particular del ánimus que atrae a las mujeres alejándolas de todas la relaciones humanas y en especial, de todos los contactos con los hombres auténticos. Personifica al capullo de seda de los pensamientos soñadores, llenos de deseos y de juicios acerca de cómo “debieran ser las cosas” y que separan a la mujer de la realidad de la vida El ánimus negativo no aparece sólo como un demonio de la muerte, en los mitos y en los cuentos de hadas desempeña el papel de ladrón o asesino. Un ejemplo es Barba Azul, que mataba secretamente a todas su mujeres en una cámara oculta. En esta forma, el ánimus personifica todas las reflexiones semiconscientes, frías y destructivas que invaden a una mujer en las horas de la madrugada cuando no ha conseguido realizar cierta obligación sentimental. Es entonces cuando empieza a pensar en la herencia de la familia y asuntos de esa índole, una especie de tejido de pensamientos calculadores llenos de malicia e intriga, que la lleva a un estado en que es capaz de desear la muerte a otros (“Cuando uno de nosotros muera, me trasladaré a la Riviera” dice una mujer a su marido al contemplar la hermosa costa mediterránea; un pensamiento que resulta inofensivo por el hecho de haberlo dicho) Alimentando secretas intenciones destructivas, una mujer puede conducir a su marido y una madre a sus hijo, a enfermedades, accidentes o incluso la muerte (véase el caso de Lady Macbeth) O bien puede decidir que sus hijos nunca lleguen a casarse: una forma del mal, profundamente escondida, que raramente sube a la superficie de la mente consciente de la madre. A veces una extraña pasividad y la paralización de todo sentimiento, o una profunda insegridad puede conducir casi a una sensación de nulidad puede ser el resultado de la opinión del ánimus inconsciente. En las profundidades del ser de la mujer, el ánimus le susurra: “No tienes esperanza ¿De qué vale intentarlo? De nada sirve lo que hagas, jamás cambiará para mejorar” Desgraciadamente, siempre que una de esas personificaciones del inconsciente se apodera de nuestra mente, parece como si tuviéramos tales pensamientos y sentimientos. El ego se identifica con ellos hasta el extremo de que resulta imposible separarlos y verlos tal como son. Se está realmente “poseído” por la figura desde el inconsciente. Solo después que ha cesado la posesión, se comprueba con horror que hemos dicho y hecho cosas diametralmente opuestas a nuestros a nuestros verdaderos pensamientos y sentimientos, que hemos sido la presa de un factor psíquico ajeno.
El ánimus aparece con frecuencia como un grupo de hombres. De esa forma, el inconsciente simboliza el hecho de que el ánimus representa una colectividad más que un elemento personal. A causa de esa inclinación a lo colectivo, las mujeres habitualmente se refieren a “uno o “ellos” o “todo el mundo” y en tales causas su conversación contiene las palabras “siempre, debiera, tuviera” Muchísimos mitos y cuentos de hadas hablan de un príncipe convertido por una hechicera en un animal salvaje o en un mounstruo, que es redimido por el amor de una doncella: un proceso que simboliza la forma en que el ánimus se hace consciente. Muy frecuentemente a la heroína no se le permite hacer preguntas acerca de su misterioso y desconocido enamorado y esposo; o se encuentra con él solo en la oscuridad y jamás debe mirarle. Esto implica que, por confianza y amor ciegos hacie él, ella podrá redimir a su marido. Pero esto jamás sucede. Ella siempre rompe su promesa y al final, después de una búsqueda larga y dificil, se reencuentran. El paralelo de eso en la vida es que la atención consciente que una mujer tiene que conceder al problema de su ánimus probablemente requiere muchos sufrimientos y tiempo. Pero si ella se da cuenta de quien y qué es su ánimus y qué hace con ella, y si ella se enfrenta a éstas realidades en ves de dejarse poseer, su ánimus puede convertirse en un compañero interior inapreciable que la dota de cualidades masculinas de iniciativa, arrojo, objetividad y sabiduría espiritual. El ánimus, exactamente igual que el ánima, muestra cuatro etapas de desarrollo. La primera aparece como una personificación de mero poder físico, por ejemplo, como campeón atlético u hombre musculoso. En la segunda etapa, posee iniciativa y capacidad para planear la acción, en la tercera, el ánimus se transforma en palabra, apareciendo con frecuencia como profesor o sacerdote y finalmente, una cuarta manifestación, el ánimus es la encarnación del significado. En este elevado nivel, se convierte como el ánima en mediador de la experiencia religiosa por la cual la vida adquiere nuevo significado. Da a la mujer firmeza espiritual, un invisible apoyo interior que la compensa de su blandura exterior. En su forma más desarrollada, el ánimus conecta, a veces, la mente de la mujer, con la evolución espiritual de su tiempo y puede, por tanto, hacerla aun más receptiva que un hombre a las nuevas ideas creadoras. A causa de esto, en tiempos primitivos, muchos pueblos empleaban a las mujeres como adivinadoras y profetisas. La intrepidez creadora de su ánimus positivo, a veces expresa pensamientos e ideas que estimulan a los hombres a nuevas empresas. El “hombre interior” dentro de la psique de una mujer puede conducir a disturbios matrimoniales análogos a los mencionados en la sección referente al ánima. Lo que complica esencialmente las cosas es el hecho de que la posesión de uno de los cónyuges por el ánimus -o el ánima- puede ejercer automáticamente tal efecto irritante en el otro que él -o ella- quede también poseído. Animus y ánima tienden siempre a arrastrar la conversación a un nivel más bajo y a producir una atmósfera emotiva irascible y desagradable.Como dije antes, el lado positivo del ánimus puede personificar un espíritu emprendedor, atrevido, veraz, y en su forma más elevada, de profundidad espiritual. Por medio de él, una mujer puede experimentar el proceso subyacente de su situación objetiva personal y cultural, y puede encontrar el camino de una intensa actitud espiritual ante la vida. Esto, naturalmente, presupone que su ánimus deje de representar opiniones que están por encima del criticismo. La mujer tiene que encontrar el atrevimiento y la interior amplitud mental para dudar de la santidad de su convicciones. Solo entonces será capaz de aceptar las sugerencias del inconsciente, en especial cuando contradicen las opiniones de su ánimus. Solo entonces llegarán hasta ella las manifestaciones de su “sí-misma” y podrá entender conscientemente su significado.

Fuentehttp://www.chasque.net/frontpage/relacion

Información extraída dehttp://www.wiccanos.com/foro/viewtopic.php?t=590