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Cinco Maneras de Honrar a Tus Ancestros. Daniel Foor, Ph.D.

Thank you so much, Daniel for your permission.

Artículo original: http://ancestralmedicine.org/five-ways-to-honor-your-ancestors/

Traducción al español, con permiso del autor, por Ayra Alseret y corregido por R. Pendragón.

Cinco Maneras de Honrar a Tus Ancestros.

Todos tenemos Ancestros, tanto de sangre como de espíritu, y cada una de nuestras vidas se apoya firmemente sobre la base de su sacrificio. Están tan cerca de nosotros como nuestra respiración y los huesos, y cuando nos relacionamos con ellos de manera consciente, pueden ser una enorme fuente de sanación, orientación y compañía. Los Ancestros que elegimos honrar pueden incluir no sólo a la familia cercana y más distantes, sino también amigos queridos y líderes de la comunidad, culturales y religiosos, e incluso otro-más-que humanos como los animales de compañía. Nuestros antepasados traen un apoyo vital para cumplir con nuestro potencial aquí en la Tierra, y, a través de la participación en nuestras vidas, también fomentan su propio crecimiento y maduración en los reinos espirituales.

Al igual que los vivos, los espíritus de los difuntos funcionan con el espectro completo de la sabia y amorosa a la auto-absorción y perjudicial. La muerte física es un acontecimiento importante para el alma, un rito de paso al que todos nos enfrentamos, y los vivos pueden proporcionar un impulso decisivo al recientemente fallecido para dar el salto de iniciación para convertirse en un Ancestro útil. Una vez que los muertos se han convertido en Ancestros, parte de su viaje después de la muerte puede incluir hacer reparaciones por los errores que cometieron en la Tierra. Por su bien y por el nuestro, es bueno pasar un poco de tiempo ahora y siempre alimentando nuestras relaciones con los Ancestros. Las cinco sugerencias a continuación, ninguna de las cuales requieren la creencia en ninguna tradición o el dogma específico, son maneras seguras y eficaces para ayudar a nuestros difuntos y para dar la bienvenida al apoyo continuo y las bendiciones de los ancestros en nuestra vida cotidiana.

Cumplir el propósito de Tu alma como una persona Ética y Amorosa

La forma mas importante pero que presenta un reto para  honrar a nuestros antepasados es cumplir con nuestro potencial personal y el propósito de nuestra vida aquí en la Tierra. Muchas culturas mantienen que cada uno tiene un destino único o karma que cumplir y que lo ideal es dar la más alta prioridad a recordar estas instrucciones originales y hacer lo que sea necesario expresar nuestros dones, nuestra verdadera voluntad, y nuestro ser más auténticos. Los ancestros son vistos como aliados en este proceso de recordar y una reserva de potencia y respaldo para ayudarnos a encarnar nuestro potencial en esta vida. Por el contrario, cuando hemos perdido el contacto con ese sentido de un propósito mayor, si tenemos suerte, los Ancestros pueden provocar cambios en nuestra vida orientados a potenciar el contacto con los anhelos de nuestra alma y hacernos más conscientes de los acuerdos pactados antes de nuestro nacimiento. Los ancestros son vistos como aliados en este proceso de recordar y un depósito de potencia y respaldo para ayudarnos a encarnar nuestro potencial en esta vida. Por el contrario, cuando hemos perdido el contacto con el sentido de propósito mayor, si tenemos suerte, los ancestros pueden provocar cambios en la vida dirigidos a nosotros para un mayor contacto con el anhelo de nuestra alma y una mayor conciencia de los acuerdos realizados antes de nuestro nacimiento.

Hablar de destino y llamado está bien, es bueno, sin embargo en realidad es difícil de desarrollar el pleno potencial hasta que nuestra vida y las relaciones están más o menos en orden. Este trabajo gradual y continuo para ser una persona consciente puede incluir cosas como aprender a expresar emociones de manera saludable, comprometerse a decir la verdad en las relaciones, alcanzar el apoyo necesario para lograr la sobriedad, buscar la educación que permita la superación, tener un mejor cuidado de nuestros cuerpos, y por lo general aceptar una mayor responsabilidad para convertirse en un ser humano amoroso y confiable. Lo que sea que nos ayude a ser personas más éticas, equilibradas, y de corazón abierto es una de las ofrendas más poderosas y sinceras que podemos hacer a nuestros ancestros.

Irónicamente, las mismas cosas que nos arruinan a menudo son parte de la herencia de nuestros antepasados. El alcoholismo, los patrones de abuso físico y sexual, la crueldad emocional y la disfunción, el extremismo religioso, el racismo, el sexismo, las heridas relacionadas con el dinero y la pobreza, la predisposición a la enfermedad física y mental, y mil y un otros venenos pueden ser transmitidos a lo largo de las líneas de sangre donde se depositan como semillas en nuestro perfil kármico que, si se riega con las condiciones adecuadas, puede crecer como una disfunción en toda regla.

Bien entendidos estos desafíos de manera implícita nos pueden apuntar en la dirección del antídoto, a menudo un recurso interno que también llevamos como herencia ancestral latente. Por ejemplo la violencia física puede ser una distorsión del don saludable de un espíritu guerrero, el miedo a la escasez puede enmascarar una herida sin cicatrizar en un linaje de proveedores fuertes, o la adicción podría ser una manera de adormecer la sensibilidad requerida de los sanadores, artistas y amantes. De esta manera, los ancestros pueden ser tanto el origen de la dificultad como el remedio, sin embargo, cada vez que tomamos las decisiones correctas cuando nos enfrentamos a estos patrones heredados, nos elevamos a nosotros mismos y a sus espíritus.

Dedicar acciones positivas en nombre de los Ancestros.

Casi todas las tradiciones tienen alguna forma de reconocer el beneficio espiritual de las buenas acciones y la generosidad. La caridad en tradiciones cristianas, el Sadaqah en el Islam, tzedaká en el judaísmo, y Dana en el budismo y el hinduismo, no son más que algunas expresiones religiosas de un tema casi universal de la práctica de la generosidad que afirman nuestra interrelación con cuidar a los demás. Las formas indígenas de vida tradicionales también tienden a hacer hincapié en la necesidad de compartir la riqueza y las bendiciones que fluyen en una vida útil, orientada al servicio. La chamana de Mongolia Sarangerel, una amiga y maestra que falleció repentinamente en 2006, medio en broma, describe el chamanismo como la ciencia de la ingeniería hiimori o «caballo de viento», y escribió que:

Esta fuerza está alojada dentro del pecho y puede variar en tamaño de acuerdo a cómo se utiliza y se acumula. Un caballo de viento muy fuerte permite pensar con claridad y de manera analítica y ver a través del engaño. El caballo de viento es el poder que permite a los chamanes y otras personas poderosas lograr lo que hay que hacer de forma simple y fácil … .El uso del propio poder personal hacia fines perjudiciales o para alterar el equilibrio del universo agota al caballo de viento … el caballo de viento puede ser aumentado por las acciones para restablecer el equilibrio en el universo a través de la práctica religiosa. [1]

De esta manera, realizar acciones cariñosas y útiles de verdad dará como resultado la acumulación de energía tangible y utilizable en el campo energético o en el cuerpo del que realiza la acción.

 La mayoría de la gente instintivamente comprende un principio relacionado de los efectos energéticos de acciones que pueden, al menos hasta cierto punto, ser dirigidas o vinculados a otros que no llevan a cabo las acciones propiamente. Para ilustrar esto, imagina que alguien hace una donación privada de diez millones de dólares en tu nombre para la alimentación y la vivienda de las personas sin hogar en tu área. Compárese esto con alguien haciendo un ritual privado dedicado a un acto inminente de genocidio en tu nombre; claramente menos guay. En ninguno de los casos eres tú el que lleva a cabo las acciones propiamente. Este principio ya se aplica ampliamente a través de la práctica de hacer contribuciones de caridad en el nombre del recientemente fallecido por sus seres queridos.

Tener un enfoque claro, una actividad significativa, y conectar personalmente con el proceso de elevar la conciencia de tus seres queridos muertos, ayuda a aumentar la eficacia de esta práctica. Por ejemplo, si tienes la sensación de que el espíritu de tu abuela no está en paz o si ella está bien y sólo deseas celebrar su vida y su espíritu, piensa en dedicarle específicamente una acción positiva en lugar de a todos tus antepasados en general. Cuanto más específico sea el objetivo de la ofrenda, más concentrados serán los efectos. Además, trata de elegir un tipo de servicio o acción que se adapte a la vida y el espíritu único del destinatario. Si tu padre era racista o participaba en la violencia doméstica, es ideal una donación a una organización benéfica que trabaja para la inserción racial o un refugio para mujeres maltratadas. Del mismo modo, si el ser querido fallecido amaba las flores silvestres locales, un día dedicado al servicio de la Sociedad de la Flora Nativa puede mejorar la intimidad, carga emocional, y la eficacia de la ofrenda. Por último, tomar el tiempo necesario para establecer la intención clara y conectar emocionalmente con el proceso puede ayudar a asegurar que la energía positiva generada llega realmente al objetivo previsto.

Aunque implicarte mucho en los servicios es fantástico, los homenajes más simples también pueden ser poderosos. Por ejemplo, digamos que tengo un sueño perturbador acerca de mi abuelo, que murió el mes pasado, y me quedo con la sensación persistente de que no ha podido hacer la transición al reino de los antepasados. Más tarde en la mañana me encuentro en la clase de yoga y el profesor nos invita a dedicar nuestra sesión de yoga en cierta intención específica. Recordando el sueño, hago una pausa y con mi voz interna o en silencio, o en voz alta digo «Dedico la energía positiva de esta sesión de yoga para el bienestar de mi abuelo; que espíritu esté en paz y unido con nuestros antepasados queridos.» A lo largo de la clase lo tengo periódicamente en mi conciencia, lo veo rodeado de amor y luz, y de esta manera reafirmo el vínculo entre yo y el foco de mi oración. Por último, al final de la clase, tomo un momento para visualizar una esfera de luz, el caballo de viento acumulado de esta enfocada práctica espiritual, y yo imagino esta luz que rodea el espíritu de mi abuelo, dándole felicidad y bienestar. De esta manera, acoplo el poder de la intención enfocada con la energía útil generada a partir de una acción positiva sencilla de una manera que es útil y edificante para el espíritu de mi abuelo. La dedicación de mérito de las buenas obras grandes y pequeñas es una práctica especialmente eficaz para aquellos ambivalentemete interesados en la realidad de los antepasados o que o que no están interesados en el contacto directo con los espíritus , pero todavía desean honrar la memoria de sus seres queridos.

Abrir la comunicación directa con los Ancestros.

El contacto directo con los espíritus de los ancestros puede ser cultivado a través de prácticas rituales; sin embargo, la comunicación también puede ocurrir espontáneamente en formas tales como el contacto en sueños, encuentros de vigilia, y la sincronicidad. Cuando tenemos un marco para recibir su alcance, su trabajo se hace más fácil y estamos abiertos al disfrute consciente de la relación en curso.

Hablar o incluso sólo escuchar a personas muertas, aunque sean sus difuntos queridos, tiende a levantar algunas cejas, y algunas de las preocupaciones pueden ser legítimas. Con respecto a oír voces, la experiencia de comunicación con los difuntos casi nunca es un indicador de un proceso psicótico o ruptura con la realidad. Si tú o los que te rodean tienen alguna duda acerca de si estás o no está desequilibrado, considera buscar fuera el apoyo de un especialista en linajes ancestrales, un psicoterapeuta de orientación espiritual, un mentor de apoyo, o un amigo. La preocupación más común se centra distinguir la cháchara mental del contacto directo con un espíritu, un refinamiento que he descubierto que solo se da con un balance saludable entre fe y escepticismo, combinado con la práctica a lo largo del tiempo.

Otra preocupación importante es asegurarse de que estás tratando con espíritus evolucionados y amistosos y no con espíritus manipuladores o en conflicto. Si hay alguna guía espiritual con la que trabajes, invócala para pedir una segunda opinión sobre los ancestros que te contactan, para asegurarte de que son de fiar. Aun así, los ancestros evolucionados y serviciales pueden lidiar con un amor difícil y expresarse de forma desordenada y enigmática, y de nuevo la forma de distinguir una de otra se aprende a través de la práctica. Simplemente dedicar un momento a consultar con tu instinto suele bastar para determinar si un espíritu es cariñoso y bienintencionado. En líneas generales, si tu relación con un ancestro no te ayuda a ser una persona más fuerte, ética y cariñosa, pide una segunda opinión.

Visitas

Los ancestros pueden alcanzar a menudo, incluso a los más escépticos de los descendientes con un sueño bien colocado, cargado de emociones. No todos los sueños de los muertos implican necesariamente el contacto directo con el espíritu, y discernir cuando es en realidad un antepasado tratando de conectar a través de ellos no siempre es fácil; sin embargo, los sueños de contacto están a menudo acompañados por la sensación de encuentro real con el ser querido fallecido. Estos sueños pueden incluir la recepción de un mensaje o algún tipo de curación en torno a la pérdida que acompaña la muerte del ser querido. Si el sueño tiene calidad de contacto y el fallecido parece afligido, puedes ofrecer la oración directa, un ritual de curación, y energía positiva hacia su elevación y felicidad. Si el ancestro parece estar bien en espíritu, el mero hecho de estar abierto a su visita ayuda al futuro contacto en sueños y otras formas de relación.

Encuentros de vigilia

A veces, en los momentos más extraños, incluso para aquellos que no creen en espíritus o buscan el contacto con los antepasados, los muertos aparecen. Ellos pueden venir en momentos de crisis o de gran intensidad como las experiencias cercanas a la muerte o tras cuatro horas de un viaje fuerte de ácido, pero más a menudo vienen en momentos cotidianos; mientras se conduce, cuando vagueamos en la cama antes de dormir, o estamos paseando al perro. A veces, estas visitas pueden ser sutiles, y si no tenemos cuidado pueden pasar fácilmente como mera imaginación o la fantasía. Para la mayoría de la gente en estos encuentros no son visuales y ni siquiera auditivos; por lo general sólo hay una sensación de que alguien está presente por un momento, un conocimiento directo. Para aquellos con una práctica formal de devoción a los ancestros o un fuerte vínculo con los reinos invisibles, estos encuentros pueden ser relativamente comunes y no necesariamente son más significativos que una llamada telefónica de un amigo. Incluso si nunca buscamos el contacto directo por nuestra parte, sólo mantener una mente abierta acerca de la posibilidad de ponerse en contacto con nuestros seres queridos durante nuestra vida diaria es una gran manera de honrar nuestro vínculo indisoluble con los ancestros y el otro mundo.

Sincronicidad

Popularizada por primera vez por el psicólogo suizo Carl Jung, la sincronicidad se refiere a dos o más eventos que se relacionan de manera significativa, pero que de otro modo sería poco probable que ocurran. A pesar ser un proceso complejo de explicar en términos lógicos, la implicación es que los antepasados también pueden hablar a través de los propios eventos. Supongamos que tu pareja fallecida adoraba las lilas y en el aniversario de su muerte estás en el porche con una bebida y te sientes especialmente triste. En ese momento, tu nuevo vecino se acerca a compartir contigo, y de la nada, dice que está pensando en plantar un arbusto de lilas y te pregunta tu opinión sobre el asunto. Sientes un escalofrío que recorre tu cuerpo y una sensación de que algo mágico está sucediendo, como si los mundos se acercaran durante un tiempo. Después de la conversación, uno se queda con una sensación, contra toda lógica, de que su pareja se ha acercado a consolarle. Canciones significativas en la radio, señales y mensajes escritos, y encuentros con animales espontáneos son sólo algunas de las formas en que los antepasados descaradamente hacen uso de nuestro entorno para generar eventos significativos y darse a entender.

Establecer un lugar físico para honrar a los Ancestros.

En mi entrenamiento de fin de semana sobre los ancestros, suelo bromear sobre que si no tienes un altar para los ancestros, tú te convertirás en el altar. Tener un lugar para honrar a los ancestros puede funcionar como una especie de desposesión. El principio subyacente es el de dejar ir una identificación inconsciente con los ancestros y en vez de eso asumir un rol de relación. Cuando se designa un lugar físico en honor a nuestros ancestros, se exteriorizan mediante este proceso, y su lugar santificado servirá entonces para recordarnos la relación en curso. El lugar físico puede convertirse en un lugar para intrahabitar, una casa espiritual, un lugar sagrado en este mundo para los espíritus ancestrales, del mismo modo que un crucifijo, una estatua de Krishna o una copia del Corán tienen imbuido un significado sagrado tanto a través de nuestra percepción como, presumiblemente, a través de la voluntad de Dios, los dioses o los ancestros directamente .

La ubicación y la naturaleza de un lugar en honor a los ancestros puede variar ampliamente según la tradición y el estilo personal. En la medida en que los huesos de los muertos pueden funcionar como una especie de casa del espíritus o vínculo energético con el alma de los difuntos, los lugares que albergan los restos humanos (por ejemplo, cementerios, tumbas, relicarios, túmulos) son puntos son puntos naturales de contacto físico con los antepasados. Árboles específicos, montañas, ríos y otros lugares naturales pueden estar cultural o personalmente asociados con lugares de conexión mayor con los antepasados. La veneración de los ancestros también puede ocurrir en lugares como templos y santuarios de la comunidad, monumentos públicos a los héroes muertos, cuevas sagradas y otros tipos de espacios rituales consagrados específicamente para el trabajo con los muertos. El tipo más común de lugar para honrar a los espíritus de los antepasados es probablemente el santuario personal familiar, que normalmente se encuentra en o cerca del lugar de residencia de uno. Anclando la presencia de los antepasados en algún lugar fuera de nuestros cuerpos y aún así en el mundo físico, exteriorizamos a los muertos y creamos condiciones que apoyan relación continua.

Si te sientes guiado a establecer un altar personal en tu hogar para los ancestros como una forma de mejorar tu relación con tus muertos queridos, recuerda que el santuario en sí, idealmente, estará en un lugar donde su energía esté presente de una manera más concentrada. Por esta razón, es posible que prefieras localizar el santuario en una habitación diferente a donde duermes y en algún lugar fuera del paso o incluso contenido dentro de un armario, especialmente si tu casa cuenta con niños pequeños o mascotas ruidosas. El altar puede ser una pequeña mesa o un estante y puede incluir imágenes de los antepasados, piedras, velas, telas de colores, incienso, los objetos heredados, obras inspiradas en el fallecido, artículos religiosos familiares de tus antepasados como una Biblia o rosario, y otras ofrendas físicas. Algunos prefieren no tener imágenes de los vivos en su santuario de los antepasados, y aunque yo personalmente sigo esta pauta, lo más importante es permitir a los mismos antepasados que te guíen sobre dónde y cómo quieren que establezcas su lugar de honor.

Una vez que el lugar de honra está físicamente preparado, recomiendo una sencilla ceremonia para llamar a los ancestros para activar y energizar el santuario (véase la práctica de «festín espiritual» a continuación como ejemplo). Una vez activado, el altar se convierte en un lugar que existe en ambos mundos, un punto de encuentro y comunión elevado con tus amados muertos. Esto no significa que los ancestros solamente habitan en el santuario como Dios no sólo vive en las iglesias, sino simplemente que el altar sirve como una declaración consagrada, física de la relación con los antepasados. A partir de este momento, el proceso de atender estas relaciones continua, se puede amplificar y profundizar.

Si alguna vez decides que ya no deseas trabajar con el santuario, toma un momento para explicar a los ancestros tu elección y a continuación, deshaz con atención lo que se hizo, cerrando suavemente a través de la acción ritual la puerta de enlace entre los mundos que se abrió cuando el altar fue establecido. Si tienes tradiciones específicas de veneración a los ancestros que te inspiran y enseñan obre la forma de atender a un santuario de los antepasados, es fantástico, y desde mi punto de vista, la única manera «correcta» es lo que realmente te ayuda a tener una relación sostenida y centrada en el corazón con los antepasados que honras en tu altar personal.

Hacer ofrendas a los ancestros

Los humanos tienden a apreciar una mezcla de respeto, pasión, bondad, y el tiempo de calidad con los demás. Las plantas disfrutan de un buen equilibrio de sol, la humedad y el suelo sano. Buda parece tener un gusto por el incienso, mientras que las diosas del amor pueden apreciar la miel, flores, y todas las cosas dulces. Del mismo modo que alimentamos nuestras relaciones humanas con determinados tipos de atención, compromisos, y regalos, así se puede alimentar las relaciones con los ancestros por medio de la práctica de hacer ofrendas intencionales. Los actos de la alimentación ritual pueden subrayan una solicitud que estamos haciendo a nuestros ancestros, transmiten agradecimiento por el apoyo recibido, o simplemente ser una manera de mantener la intimidad de la relación en curso.

Como progresión general, es una buena idea determinar en primer lugar qué tipo de ofrenda se pide. A continuación, presentar la ofrenda junto con tu intención, después de lo cual puedes preguntar si la ofrenda ha sido bien recibida. Finalmente permanecer abiertos a la dirección o el efecto dominó, como las comunicaciones intuitivas, mensajes en los sueños, u otras señales de los ancestros. Las ofrendas físicas pueden incluir alimentos, bebidas, monedas, tela, tabaco, ceniza, lágrimas, piedras y otros objetos encontrados, flores, fuego y creaciones realizadas con nuestras manos. Las ofrendas a los ancestros también pueden tomar formas menos físicas, tales como el canto, la danza, la oración, las prácticas de curación y el perdón, la liberación de un patrón o relación que ya no sirve, y los compromisos asumidos para el bien personal o colectivo.

Una práctica específica que expresa la importancia de hacer ofrendas es la festín espiritual o comida ritual compartida con los ancestros. Después de haber identificado donde podrás compartir esta comida con tus seres queridos muertos (por ejemplo, un lugar especial en la naturaleza, tu santuario a los antepasado, en un cementerio) y qué tipo de ofrendas de alimentos y bebidas dispondrás, estás listo para llamarlos a estar presentes. Una vez más, la única manera «correcta» para invocar sus ancestros es lo que funcione para ti. Los métodos tradicionales incluyen a menudo una combinación de llamarlos por sus nombres, la oración del espíritu, el tamborileo, y la canción sentida. A no ser que tengas más experiencia en el trabajo con los antepasados, sugiero invocar únicamente a los fallecidos comprensivos, los que tuvieron una buena muerte. Para los que no tuvieron esa suerte, permite que los guías serviciales transmitan la energía de las ofrendas a los que las necesiten.

Una vez que sientes que los ancestros amables y compasivos están presentes, hacerles saber lo que pasa por tu mente y comparte la comida que has preparado para ellos colocando tu ofrenda de comida en el santuario, la tierra, o la ubicación que hayas designado. Tras la presentación de la ofrenda, algunas tradiciones utilizan técnicas de adivinación para determinar si ha sido bien recibida, y si es así, si hay algún mensaje que deseen enviar los ancestros. En lugar de una práctica establecida de adivinación, simplemente toma un momento para sentir si la comida preparada ha sido o no bien recibida. Si notas algo raro, sigue con el proceso y estate atento acerca de qué más puede hacer falta que ocurra o qué deba entregarse. A veces sólo quieren un poco de espacio para saborear lo que les has traído, otras veces desean transmitir todo tipo de información. En general, es bueno permanecer receptivos y curiosos en el período de tiempo después de una ofrenda a los antepasados. Después de un período de tiempo, por lo general al menos un día, las ofrendas de comida y bebida pueden ser devueltas a la tierra de la manera más consciente y ecológica posible.

Conclusión

No tienes que ser un chamán o caminante entre fantasmas indígena para tener una relación directa, íntima y saludable con tus ancestros. Todos tenemos ancestros benévolos que quieren que cumplir con nuestro destino como personas felices y bien adaptadas, y en mi experiencia, nuestros ancestros son los guías ideales para la curación de la familia, ya que les interesa que las futuras generaciones prosperen.

Al igual que en cualquier relación significativa, nuestros lazos con los ancestros nos llaman al cuidado y la renovación. Al realizar proactivamente acciones simples para honrar y nutrir estas relaciones, nuestros ancestros pueden llegar a ser una tremenda fuente de curación, el empoderamiento y nutrición en nuestra vida cotidiana. Afortunadamente, estas prácticas de atenderlos son relativamente simples y puede llevarse a cabo por cualquier persona con la intención sincera.

[1] Sarangerel. (2000). Riding Windhorses: A Journey into the Heart of Mongolian Shamanism. (pp. 15-16). Rochester, VT: Destiny Books.

Askei Kataskei

Askei Kataskei es una publicación online de descarga gratuita del Covenant of Hekate. Con artículos, recetas y rituales de los miembros del CoH (www.hekatecovenant.com) esta publicación electrónica es un proyecto comunitario, en el que participan varias personas. Este es su primer número completamente en español, y en el que nuestra cabeza de Templo, Ayra Alseret ha participado.

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Himnos Órficos

PROEMIO-INVOCACIÓN

ORFEO A MUSEO

Úsalo para bien, amigo

Conoce, pues, Museo, el majestuoso ritual y la invocación que, sin duda, para ti es la más importante de todas. Soberano Zeus, Tierra y sagrados resplandores celestes del Sol, divino brillo de la Luna y Astros todos; también tú, Posidón que abrazas la tierra, de obscura cabellera, sagra­da Perséfone y Deméter de espléndidos frutos; Ártemis, flechadora doncella, y asaetador Febo que habitas el divi­no suelo de Delfos, y tú, danzante Dioniso, que tienes los más altos honores entre los bienaventurados; y Ares, de corazón violento, y el sagrado y poderoso Hefesto; y la diosa nacida de la espuma que obtiene gloriosos dones; y tú, soberano de los seres infernales, gran divinidad supe­rior, y Hebe, Ilitía y el valeroso Heracles; a las benefac­toras Equidad y Piedad también convoco, a las ilustres Nin­fas, al grandioso Pan y a Hera, la lozana esposa de Zeus que lleva la égida. También reclamo a la amable Mnemósi­ne, a las nueve Musas sagradas, a las Gracias, a las Horas , al Año , a Leto de hermosos bucles; a la venerable Tía , a Dione, a los Curetes, provistos de armas, a los Coriban­tes, a los Cabiros, y, del mismo modo, a los grandes Sal­vadores, hijos inmortales de Zeus; también a los dioses del Ida, al mensajero de los Celestes, el heraldo Hermes, a Temis, profetisa de los hombres . Invoco, igualmente, a la Noche anciana y al Día que trae la luz, a la Confianza, a la Justicia y a la irreprochable Otorgadora de leyes , a Rea, a Crono, a Tetis de azulado peplo, y tam­bién al gran Océano, juntamente con sus hijas; al grande y extraordinario Atlante y a Eón, al perenne Crono y a la resplandeciente agua de la Estigia; a los dioses amables, y, además de éstos, a la noble Previsión, al Demón benefactor de los mortales, y al nocivo; a los Démones celestes, a los aéreos, a los que moran en las aguas, a los terrenales, a los subterráneos y a los que se mueven por el fuego; también, a Sémele y a todos los participantes en las fiestas de Baco, a Ino, a Leucótea , a Palemón, otorgador de felicidad , a la elocuente Victoria, a la soberana Adrastea y al gran monarca Asclepio que proporciona dulces dones. Y a Palas, la doncella belicosa, a todos los Vientos, a los Truenos y a las regiones del Universo soste­nido por cuatro columnas, apostrofo. A la Madre de los Inmortales invoco, a Atis y a Men , a la diosa Urania, al inmortal y sagrado Adonis, al Principio y al Fin (pues es lo más importante para cada cosa), para que todos ellos vengan propicios, con el corazón alegre, a esta sagrada ce­remonia y a la solemne libación.

I. A HÉCATE

Invoco a Hécate , protectora de los caminos, en las encrucijadas, grata, celeste, terrenal, marina, de azafrana­do peplo, sepulcral, y que se agita delirante entre las almas de los muertos; hija de Perses , amante de la soledad, que disfruta con los ciervos, noctámbula, protectora de los perros, invencible soberana que devora animales salva­jes, sin ceñidor en su cintura, y con una figura irresistible; que se mueve entre los toros, dueña guardiana de todo el universo; conductora , joven guerrera, nutridora de jó­venes, montaraz. En conclusión, suplico que asista la don­cella a los sagrados misterios, mostrándose propicia al boyero de corazón siempre alegre.

II. A PROTIREA

Escúchame, venerable diosa, deidad de múltiples advo­caciones, protectora de los partos, dulce mirada a los le­chos en el alumbramiento, única salvadora de las mujeres, amante de los niños, amable, que apresuras los alumbra­mientos, que ayudas a las jóvenes mortales, Protirea, guardiana acogedora, complaciente nutridora, afectuosa con todos, que habitas en las mansiones de todos y disfrutas en sus banquetes, y asistes a las mujeres en parto, invisi­ble, aunque te muestres a toda empresa. Sientes compa­sión de los partos y te alegras con los felices alumbramien­tos, Ilitía , que resuelves las fatigas en los duros trances, porque a ti sola invocan las parturientas como alivio de su alma; pues, con tu intervención, las molestias de los nacimientos quedan resueltas, Artemis Ilitía, venerable Pro­tirea, escúchame, afortunada, y, puesto que a ello ayudas, concédeme descendencia y sálvame, dado que por natura­leza eres protectora de todo.

III. A LA NOCHE

Incienso, antorchas

Cantaré a la Noche, engendradora de dioses y hom­bres, [la Noche es el origen de todo; también llamémosla Cipris] ; escúchame, diosa feliz, de oscuro resplandor, como el brillo de las estrellas, que disfrutas con la tranqui­lidad y la soledad que proporciona un sueño profundo; jovial, deleitosa, vigilante durante toda la noche, madre de los sueños, amable eliminadora de las preocupaciones con el olvido, dueña de la calma de las fatigas; otorgadora del sueño, amiga de todos, conductora de caballos, res­plandeciente durante la noche, imperfecta, esto es, en sí terrenal y celeste a la vez. Con movimientos circulares dan­zas en persecuciones que recorren los aires, tú, que des­pides la luz al Tártaro y, a tu vez, te refugias en el Hades, porque la terrible necesidad lo domina todo. Ahora, afor­tunada, te invoco, felicísima y grata a todos, acogedora, escucha mis voces de súplica, ven propicia, te lo ruego, y aleja los temores que aparecen al resplandor de la noche.

IV. A URANO

Incienso oloroso

Urano, creador de todas las cosas, elemento del perenne solidez, de rancia univer­so de vejez, principio y fin de todo; padre mundo, que das vueltas, como una esfera, en torno a la tierra; mansión de los dioses bienaventurados, que te lanzas con vertiginosos giros de trompo; guardián ,celestial y terrenal que todo lo abarcas y en tu pecho posees la insoportable necesidad de la Naturaleza; azula­do, indomable, multicolor, multiforme, omnividente, pa­dre de Crono, bienaventurado, deidad superior a todas, escúchame y aporta una vida piadosa al nuevo iniciado.

V. AL ÉTER

Incienso, azafrán

Tú, que posees el poder soberano y por siempre indestructible de Zeus, y una porción de los astros sol y luna. Domador de todo, que exhalas fuego, incentivo para todos los seres vivos, Éter excelso, nobilísimo elemento del uni­verso, germen brillante, portador de luz, de estrellados resplandor. A ti invoco y suplico que estés apacible y sereno.

VI. A PRIMOGÉNITO

Incienso, mirra

Invoco a Primogénito de dual naturaleza, grande, errante por los espacios celestes, nacido de un huevo á adornado de áureas alas, que muge como un buey, origen de los bienaventurados y de los hombres mortales, semilla inolvidable, honrado con muchos sacrificios, Ericepeo . Indecible, que silbas a escondidas, retoño resplandeciente, que la sombría tiniebla de los ojos disipaste, porque por todas partes revoloteas con la fuerza de tus alas, en el bri­llante universo, impulsando la sagrada luz, por lo que te llamo Fanes , soberano Príapo y Antauges de ojos vivos. Mas bienaventurado, prudentísimo y prolífico, pre­séntate gozoso al ritual sagrado y multiforme para conten­to de sus oficiantes.

VII. A LAS ESTRELLAS

Incienso oloroso

Invoco a la sagrada luz de los Astros celestiales, al par que conjuro, con voces rituales, a las sagradas deidades. Estrellas celestiales, amadas hijas de la negra Noche, que se mueve en vertiginosos remolinos en torno al trono, reflectores de luz, ardientes, perennes engendradoras de todo, detentadoras del destino, porque son prenunciadoras de toda resolución suya, al cuidar del sendero que los dio­ses reservan a los hombres mortales; vigilantes de las zonas de siete luces, erráticas por el firmamento; celestiales y terrenales, veloces como la llama, de perenne solidez, que proyectan su luz sobre el manto sombrío de la noche, bri­llando con destellos y se mantienen alegres en vigilia. Ve­nid, pues, a las tareas que requieren un gran conocimiento de nuestro piadoso ritual, realizando un noble trayecto pa­ra una empresa gloriosa. Invoco a la sagrada luz de los Astros celestiales, al par que conjuro, con voces rituales, a las sagradas deidades. Estrellas celestiales, amadas hijas de la negra Noche, que se mueven en vertiginosos remolinos en torno al trono.

VIII. AL SOL

Incienso, maná de incienso

Escúchame, afortunado, que posees una mirada eterna y omnividente, Titán de áureo resplandor, Hiperión , luz celestial, autoengendrado, infatigable, grato rostro de los seres vivos, creador de la Aurora, a la derecha y a la iz­quierda de la Noche; que regulas la temperatura de las estaciones, saltando con tus cuadrúpedos. Brioso, silbante, inflamado, de rostro alegre, auriga, que realizas un trayecto en vertiginosos círculos, guía que convoca a los piadosos; furibundo para los impíos, poseedor de áurea lira, que trazas el armonioso sendero del universo, rector de nobles empresas, joven nutridor de las estaciones, sobe­rano del universo, de agudo soplido, raudo como centella, de movimientos circulares, generador de luz, multiforme, vivificante, fértil Peán. Eterno, puro, padre del tiempo, inmortal Zeus; apacible, visible a todos, mirada envolvente del universo, cuando te extingues y cuando iluminas con brillantes y hermosos rayos, guardián de la justicia, aman­ te del agua, señor del mundo, guardián de la buena fe, supremo por siempre, socorredor de todos, ojo de la justi­cia, luz de la vida. Auriga, que impulsas tu cuadriga con el restallante látigo. Escucha, pues, mis palabras y descubre a tus iniciados la dulzura de la vida.

IX. A LA LUNA

Incienso oloroso

Escucha, regia diosa, generadora de luz, divina Sele­ne, Luna de cuernos de toro, que, noctámbula por las rutas del aire, a lo largo de la noche, sostienes una antor­cha; doncella, hermosa estrella, Luna, creciente y menguan­te, hembra y macho ; de sólido resplandor, que gustas de los caballos, madre del tiempo, portadora de frutos, ambarina, de fuerte carácter, relumbrante en medio de la noche, omnividente en vigilia, pujante entre bellos astros. Complaciente con la paz y la felicidad de la noche, brillan­te, otorgadora de alegría, culminadora, gala de la noche, reina de los astros, vestida de largo peplo, de sinuosa carrera, sapientísima doncella. Ven, pues, bienaventurada, benévola, bello astro, refulgente por tu luz, y salva, donce­lla, a tus jóvenes suplicantes.

X. A LA NATURALEZA

Incienso oloroso

Oh Naturaleza, diosa creadora de todas las cosas, ma­dre fértil en recursos, celestial, veneranda, multicreadora deidad, soberana, que todo lo dominas, indomable, con­ductora, toda resplandeciente; todopoderosa, honrada y excelsa entre todos, inmortal, primigenia, desde antaño celebrada, ilustre, nocturnal, experta, portadora de luz, incontenible, que trazas en silencio la huella con la articu­lación de tus pies, sagrada, ordenadora de los dioses e ina­cabado fin. Común a todos y única que no admite comu­nicación; autoéngendrada, sin padre, amable, jocosa, augusta, florida, entrelazadora , amistosa y compleja , industriosa, guía y señora vivificadora, nutricia doncella de todos, autosuficiente, justicia y renombrada persuasión de las Gracias, soberana aérea, terrenal y marina. Amarga para los malévolos y dulce para los dóciles, sapientísima, bienhechora, cuidadora, soberana absoluta, promotora del crecimiento, efectiva resolutora de las maduraciones. Tú eres padre, madre, criadora y nodriza de todos, activadora del parto, bienaventurada, fértil, impulso perfecciona­dor de las cosas; beneficiosa para todas las artes, modela­dora, multicreadora, deidad marina, eterna, engendradora de movimiento, expertísima y prudente, que haces girar, en perenne remolino, el,rápido curso de agua, y por todas partes discurres. Redondeada, que te renuevas por tus cam­bios de forma, de hermoso trono, apreciada; sola finali­zas tus proyectos, poderosísima, que bramas por encima de los reyes, intrépida, que todo lo domas, destino fijado, inflamada. Vida eterna e inmortal previsión. Tú eres todo, pues tú sola produces todo esto. Por ello te suplico, dio­sa, que, con suma felicidad y en momento oportuno, trai­gas paz, salud y el progreso de todas las cosas.

XI. A PAN

Incienso variado

Invoco al poderoso Pan, pastoril, sustento del mundo; también, al cielo, al mar, a la augusta tierra y al fuego inmortal, pues éstos son miembros de Pan. Ven, afortuna­do danzante , envolvente, que reinas al unísono de las Estaciones. De miembros de cabra y entregado a los deli­rios báquicos, que gustas de la inspiración divina y vives a la intemperie. Con jocoso canto configuras la armonía del universo, propiciador de las fantasías y causante de los temores humanos por el espanto que infundes. En las aguas te alegras con los cabreros y boyeros, cazador de larga vista, amigo del Eco, disfrutando de la danza en com­pañía de las ninfas; generador de todas las cosas, padre de todos, renombrada deidad, señor del universo, engran­decedor, portador de luz, fértil Peán, cavernícola, coléri­co, auténtico Zeus cornudo. En ti se fundamenta, pues, con solidez el inmenso suelo de la tierra y ante ti ceden las profundas aguas del incansable mar y el Océano que, entre sus aguas, abraza a la tierra; porción aérea nutriente, sustento para los seres vivos, y mirada del velocísimo fue­go en lo alto de la cima. Pues estas realizaciones, por man­dato tuyo, resultan muy complejas: cambias la naturaleza de todos con tus previsiones, alimentando el linaje huma­no por el ancho mundo. Ea, pues, bienaventurado, pleno de delirio báquico e inspiración divina, ven a nuestras pia­dosas libaciones y otorga un grato final de vida, desviando la locura de Pan a los confines de la tierra.

XII. A HERACLES

Incienso oloroso

Heracles de ánimo fuerte, vigoroso, valeroso Titán, de poderosas manos, indomable, abrumado por duras prue­bas, de cambiantes formas, padre del tiempo, eterno y benévolo; inefable, áspero, ansiado en las plegarias, todo­poderoso, de corazón robusto, grandiosa fuerza, arquero, adivino, voraz, padre de todo, excelso, socorredor de to­dos, porque, con tu acoso, acabaste con los seres salvajes en beneficio de los mortales, ya que deseas la paz que fa­vorece el crecimiento de los muchachos y reporta bri­llantes honores. Autoengendrado, infatigable, poderoso retoño de la tierra , que resplandeces con primigenios destellos, gloriosísimo Peón, que en tu cabeza llevas la aurora y la negra noche, al emprender tus doce trabajos desde Oriente hasta Occidente. Inmortal, expertísimo, infi­nito e inmóvil; ven, afortunado, aportando todos los en­salmos contra las enfermedades y, blandiendo una rama en tu mano, aleja los funestos infortunios y, con tus aladas flechas, desvía los presagios perniciosos.

XIII. A CRONO

Olorosa resina de incienso

Padre de los bienaventurados dioses y de los hombres, perennemente joven, fértil en recursos, inmaculado, forzu­do, valeroso Titán , que todo lo consumes y, a la vez, lo engrandeces, que posees, por el ancho mundo, vínculos irrompibles. Crono, progenitor del tiempo, Crono elocuente; retoño de la Tierra y del estrellado Cielo, nacimiento, cre­cimiento y disminución, esposo de Rea, venerable Prome­teo, que habitas en todas las partes del universo, patriarca de sinuoso espíritu, poderoso. Atiende nuestras suplicantes voces y, por favor, envía un dichoso final de vida por siem­pre irreprochable.

XIV. A REA

Incienso aromático

Soberana Rea, hija del multiforme Primigenio , que diriges un carro de sagradas ruedas entre asesinos de toros , en medio del ruido del tambor, embargada por el delirio de tu ritual festivo, doncella que te mueves entre el estruendo de los címbalos. Madre del soberano Zeus olím­pico que porta la égida; por todos honrada, de singular belleza, afortunada esposa de Crono, que disfrutas en los montes y entre los gritos estremecedores de los mortales, augusta Rea, provocadora del báquico tumulto, de sólido carácter. Mendaz, salvadora y liberadora, origen de la raza. Madre de los dioses y de los humanos mortales, pues de ti derivan la tierra, el espacioso cielo, en las altu­ras, el mar y las corrientes de aire; amante de la carrera, aeromorfa. Ven, pues, bienaventurada y salvadora diosa con tu bienhechora voluntad, aportándonos la paz junta­mente con dichosos bienes, y aleja los pesares y el infortu­nio a los confines de la tierra.

XV. A ZEUS

Olorosa resina de incienso

Zeus venerando, Zeus inmortal, te dedicamos el pre­sente testimonio liberador y oración: oh soberano, por tu decisión surgieron estas realidades concretas , la diosa Madre Tierra, las resonantes alturas de los montes, el mar y todo cuanto el cielo haya dispuesto dentro de su ámbito. Zeus, hijo de Crono, que empuñas el cetro y lanzas el ra­yo, de bronco ánimo, que todo lo generas, principio y fin de todas las cosas; sacudidor de la tierra, engrandecedor, purificador, que agitas el universo, autor del relámpago, del trueno y del rayo, progenitor Zeus. Escúchame, multi­forme, y concédeme una salud irreprochable, una paz divi­na y el prestigio sin tacha de la riqueza.

XVI. A HERA

Incienso oloroso

Aposentándote en azuladas oquedades, aeromorfa, augusta Hera, feliz esposa de Zeus, ofreces a los humanos auras propicias que nutren sus almas. Madre de la lluvia, alentadora de vientos, engendradora de todo, porque, sin ti, ninguna cosa logra por entero la carta de naturaleza de su existencia, ya que en todo participas, envuelta en prodigiosa atmósfera. Pues tú sola lo dominas y gobier­nas todo, moviéndote en corrientes que producen por los aires. Ea, pues, bienaventurada, gloriosa y augus­ta diosa, ven, te lo ruego, propicia, reflejando alegría en tu bello rostro.

XVII. A POSIDÓN

Incienso, mirra

Escúchame, Posidón que abrazas la tierra, de azulada cabellera , protector de los caballos, que sostienes en tus manos un tridente trabajado en bronce y habitas el fondo del mar de profundas oquedades, soberano marino que atruenas las aguas con ensordecedores ruidos, sacudidor de la tierra. Rebosante de olas, donante de alegrías, cuan­do impulsas tu cuadriga , agitando las saladas aguas y produciendo estrépito por el mar, tú, que obtuviste como tercer lote las profundas aguas del mar, gozando a un tiempo de las olas y de los seres que en ellas moran, dei­dad marina. Salva, te lo ruego, los cimientos de la tierra y el veloz curso de las naves, aportando paz, salud y una felicidad irreprochable.

XVIII. A PLÚTÓN

Oh iracundo habitante de la mansión subterránea, y de la tartárea pradera sombría y sin luz; Zeus infernal que empuñas el cetro, recibe complaciente estos sacrificios. Plutón, que posees las claves de toda la tierra y enriqueces al género humano con las cosechas anuales y que, como tercer lote, recibiste la soberanía del mundo subterrá­neo. Cimiento de los inmortales y poderoso sostén de los mortales, tú, que fijaste tu trono en la sombría y lejana región: el distante, el incansable, calmoso e infinito Hades y el obscuro Aqueronte que posee las raíces de la tierra. Tú, que dominas a los mortales por la muerte, Eubulo , que puedes acoger a muchos; que, en su momento, sedu­jiste a la hija de la pura Deméter, arrebatándola del prado y la llevaste a través del mar a la cueva del Ática, en el demo de Eleusis, donde están las puertas del Hades. Tú eres el único juez de los actos visibles e invisibles. Inspira­do por el delirio divino, todopoderoso, sacratísimo, recep­tor de espléndidos honores, que te regocijas con tus vene­rables sacerdotes y con las piadosas veneraciones. Yo te invito a que vengas propicio y alegre para tus iniciados.

XIX. A ZEUS TONANTE

Olorosa resina de incienso

Padre Zeus, que mueves un mundo de rojizos resplan­dores y celestes rutas , y lanzas el grandioso brillo del etéreo relámpago; sacudes la sede de los bienaventurados con los sagrados truenos, enciendes el ardiente relámpago en los arroyos totalmente cubiertos de nubes ; lanzas, en estruendosos resplandores, tempestades, lluvias, ardien­tes y poderosos rayos, a los que, con dardos, envuelves totalmente resplandecientes, poderosos, terribles y broncos; alado y terrible instrumento que sobresalta el corazón y eriza los cabellos. Súbito, estruendoso, invencible y sa­grado proyectil, con giros de inmenso estrépito; voraz en su impulso, irrompible, violento, agudo e irresistible dardo celestial del huracán, atributo del ardiente lanzador, an­te quien tiembla, cuando está en todo su esplendor, la tierra y el mar, y temen las fieras, cuando el estruendo llega a sus oídos. Tu rostro resplandece con destellos y el rayo retumba en la bóveda del firmamento; rasgas la túnica, velo celestial, y lanzas el ardiente rayo. Mas, ea, afortuna­do tu cólera en las aguas del mar y en las cimas de los montes; todos conocemos tu poder. Contento, sin embargo, con las libaciones, concede a nuestra mente un equilibrio total, una vida dichosa, una salud regia, igual­mente, una paz de dioses, nutridora de jóvenes y de ilustre honor, y una existencia que siempre se desarrolle entre ra­zones justas.

XX. A ZEUS RELAMPAGUEANTE

Incienso, maná de incienso

Te invoco, grande, sagrado, estruendoso, ilustre, aéreo, llameante, veloz como el fuego, de resplandor celeste, que produces el destello de las nubes con ruido de alborotadas carreras; terrible, de pesada cólera, sagrada e invencible deidad, Zeus relampagueante, creador de todo, excelso s soberano, te pido que nos proporciones, benévolo, un dul­ce final de vida.

XXI. A LAS NUBES

Incienso, mirra

Aéreas nubes, nutridoras de los frutos, errantes por el cielo, engendradoras de lluvia , empujadas por las co­rrientes de aire por el universo; atronadoras, ardientes, de retumbantes ruidos , que os movéis esparciendo agua con un terrorífico estrépito en el seno del aire, retumbando en vuestra carrera, al ser arrastradas a la fuerza por los vientos. A vosotras, ahora, os suplico que, repletas de agua y ayudadas por suaves brisas, enviéis fructíferas lluvias a la madre tierra.

XXII. AL MAR

Incienso, maná de incienso

Invoco a la joven desposada de Océano, la ojizarca Te­tis, soberana de azulado peplo , que se mueve ágilmente entre las olas y choca en la tierra con brisas de agradable soplo, rompiendo grandes olas en la playa y en las rocas y manteniendo la calma con suaves y apacibles carreras. Gozosa con las naves, nutridora de animales por los cami­nos del mar; madre de Cipris y de las sombrías nubes y de toda clase de fuentes de las ninfas que abundan en los cursos de agua. Escúchame, veneranda, y socórrenos pro­picia, por favor, enviando, bienaventurada, un viento favorable a las naves de veloz carrera.

XXIII. A NEREO

Incienso, mirra

Tú, que posees los fundamentos del ponto, la azulada comarca, que disfrutas con tus cincuenta bellas hijas en sus danzas entre las olas, Nereo, renombrada deidad, ci­miento del mar , término de la tierra, principio de todas las cosas, que agitas el sagrado basamento de Deo «, cuando sujetas los vientos desatados en las sombrías pro­fundidades. Mas, ea, afortunado, aparta los terremotos y envía a tus iniciados dicha, paz y una aliviadora salud.

XXIV. A LAS NEREIDAS

Incienso oloroso

Sagradas hijas del marino Nereo, de tez suave como capullos de rosa, que marcáis las profundidades marinas con vuestra presencia, que gustáis de la danza por los ca­minos del mar, cincuenta doncellas arrebatadas por el deli­rio divino entre las olas, que os alegráis siguiendo tras el carro de los Tritones, con los seres de forma animal, cuyos cuerpos nutre el mar y con otros que habitan las profundidades, aguas de Tritón. Vuestra mansión es el agua, y saltáis dando vueltas entre las olas; delfines que vagáis por las aguas, entre el estruendo del mar, con vuestro azulado brillo. Os pido que enviéis una gran dicha a vuestros iniciados, porque fuisteis vosotras las primeras que proclamasteis el solemne ritual del piadoso Baco y de la sagrada Perséfone, juntamente con mi madre Calcíope y el soberano Apolo.

XXV. A PROTEO

Olorosa resina de incienso

Invoco a Proteo, dueño de los controles del mar, Pri­migenio, que desveló los principios de toda naturaleza, transformando la sagrada materia en apariencias multifor­mes, venerando, prudentísimo, conocedor del presente, s del pasado y del futuro, porque él mismo lo posee todo y lo transforma, y ningún otro de los inmortales que habi­tan la sede del nevado Olimpo, el mar, la tierra, o vuelan por el aire, lo hace. Pues la naturaleza inicial lo confió todo a Proteo. Mas, ea, padre, ven con intenciones piado­sas para tus iniciados, enviándonos un buen final en los quehaceres de nuestra afortunada vida

XXVI. A LA TIERRA

Incienso, toda semilla, excepto habas y aromas

Diosa Tierra, madre de los bienaventurados y de los humanos mortales, que a todos alimentas y obsequias, culminadora, destructora de todo, favorecedora de la ve­getación, fructífera, rebosante de hermosos frutos, sede del inmortal universo , multifacética doncella, que engendras variados frutos en los momentos dolorosos del parto. Eter­na, augusta, de profundo seno, de feliz sino, deidad que disfrutas con el verdor de abundantes flores y suaves aro­mas y te alegras con la lluvia; en torno a ti, el mundo de múltiples astros rueda con un carácter perenne y con un flujo admirable. Ea, pues, afortunada diosa, con un corazón propicio , acrecienta, por favor, los frutos que producen múltiples gozos, acompañándolo de bienestar du­rante las estaciones.

XXVII. A LA MADRE DE LOS DIOSES

Variado incienso

Honorable madre de los inmortales, que a todos ali­mentas, ven aquí, te lo ruego, diosa soberana, a las sú­plicas que te dirigimos, señora, unciendo el veloz carro del que tiran los leones, asesinos de toros . Soberana de la ilustre bóveda celeste, renombrada, venerable, que ocupas tu trono en el punto central del universo, porque posees la tierra y ofreces saludables alimentos a los mortales. Por ti fue engendrado el linaje de los mortales; a tu poder se someten siempre los ríos y el mar entero, Hestia se te lla­ma, te denominan otorgadora de felicidad, porque conce­des toda clase de bienes a los mortales. Ven, soberana, a la ceremonia, tú, que te alegras con el tambor y todo lo domas, salvadora de Frigia, esposa de Crono, hija de Urano, venerable, nutricia, que disfrutas con los delirios báquicos. Ven, pues, gozosa, complaciente con los actos piadosos.

XXVIII. A HERMES

Incienso oloroso

Escúchame, Hermes, mensajero de Zeus, hijo de Ma­ya, de poderoso corazón, que presides los juegos, caudillo de los mortales, benévolo, fértil en recursos, mensajero ar­gicida ; de aladas sandalias, amante de los humanos, profeta de la palabra entre los mortales, que te complaces en los certámenes y en los engaños astutos , portaser­pientes . Intérprete de todo, que procuras su ganancia a los comerciantes, eliminador de las preocupaciones; que en tus manos posees un irreprochable instrumento de paz, coriciota , afortunado, bienhechor, elocuente, socorredor en los trabajos, afectuoso con los mortales en sus necesi­dades, hábil y venerable arma de la lengua eres para los humanos. Escúchame en mis súplicas, otorgando un noble final de vida en nuestras labores, en el donaire de nuestra palabra y en nuestros recuerdos.

XXIX. HIMNO A PERSÉFONE

Perséfone, hija del gran Zeus, ven, afortunada, unigé­nita diosa, acepta estas agradables ofrendas , veneran­da esposa de Plutón, diligente, vivificadora, que posees las puertas del Hades en las profundidades de la tierra , Praxídice, de agradables trenzas, sagrado retoño de Deo , madre de las Euménides; soberana del mundo sub­terráneo, muchacha a la que, en procreación secreta, engendró Zeus, madre del atronador y multiforme Eubuleo , compañera de juegos de las Estaciones, lúcida, de espléndida belleza, venerable, todopoderosa, muchacha re­bosante de frutos, luminosa, cornuda. Tú sola eres grata a los mortales, que disfrutas en primavera con las brisas que recorren los prados, manifestando tu sagrada figura a los vástagos de verdes frutos, llevada a la fuerza al lecho como esposa en el otoño. Tú sola, Perséfone, eres vida y muerte para los muy sufridos mortales, porque constan­temente todo lo alimentas y aniquilas. Escúchame, biena­venturada diosa, y envíanos los frutos de la tierra, tú, que prosperas en paz, en deliciosa salud y en existencia dichosa que aporta una próspera vejez, soberana, a tu reino y al poderoso Plutón.­

XXX. A DIONISO

Olorosa resina de incienso

Invoco al atronador Dioniso, que lanza su ritual grito, primigenio, de dual naturaleza, engendrado tres veces, so­berano transportado por los delirios báquicos. Agreste, ine­fable, obscuro, provisto de dos cuernos, biforme, cubierto de yedra, de faz taurina, belicoso, que se celebra con gri­tos de júbilo, sagrado; que se complace en la carne cruda, de trienales festividades, adornado con racimos de uva y revestido de tiernas ramas, Eubuleo, prudente, engendrado por la secreta unión de Perséfone y Zeus, deidad inmortal. Escucha, afortunado, mi voz, danos tu aprobación, suave y benévolo, con un corazón propicio, acompañado de tus nodrizas de bella cintura.

XXXI. HIMNO A LOS CURETES

Danzantes Curetes, que marcháis marcialmente y batís el suelo con los pies dando vueltas, montaraces, que ento­náis cantos de júbilo, pulsadores de lira con disonante rit­mo, según marcháis, dejando ligeras huellas. Guardias de armas provistos y caudillos de brillante fama, acompañantes de la madre que se apasiona por el monte; iniciadores de los ritos orgiásticos. Venid, os lo ruego, benévolos a mis palabras propiciatorias, y afables al boyero de corazón siempre alegre.

XXXII. A ATENEA

Incienso oloroso

Palas unigénita, venerable retoño del grandioso Zeus, divina y bienaventurada diosa, provocadora del estruendo guerrero, furibunda, nombrable e innombrable, celebérri­ma, cavernícola, que frecuentas las escarpadas cimas de las montañas y los umbrosos montes , y tu corazón alegras en los boscosos valles . Belicosa, que hieres las almas de los mortales con desvaríos, doncella que practi­cas el ejercicio, y posees un ánimo que infunde espanto, gorgonicida , que rehúyes el matrimonio, felicísima ma­dre de las artes, excitante, inspirada de delirios alocados contra los malvados y, para los honrados, sana prudencia eres; varón y hembra por naturaleza, engendradora de gue­rras, prudente, de cambiantes formas, serpiente, deseosa de inspiración divina, receptora de brillantes honores, des­tructora de los Gigantes de Flegras, conductora de ca­ballos, tritogenia, eliminadora de desdichas, victoriosa dei­dad, durante el día y la noche, sin cesar, en el último momento. Escucha, pues, mi súplica, dame una paz felicí­sima, abundancia y salud en medio de dichosos momen­tos, ojizarca, inventora de las artes, soberana a la que diri­gen muchas súplicas.

XXXIII. A LA VICTORIA

Incienso, granos de incienso

Invoco a la poderosísima Victoria, deseada por los mor­tales , que elimina, ella sola, su belicoso ímpetu y la dolorosa disputa en los combates que se libran entre con­tendientes, dando su fallo en las batallas, para otorgar el resultado victorioso, a quienes, inclinándote a su favor, puedes de ese modo satisfacer su más dulce deseo, porque todo lo dominas, y la noble gloria, rebosante de festiva alegría, de toda contienda en ti se fundamenta, ínclita Vic­toria. Mas, ea, afortunada y deseada, ven, por favor, con semblante radiante, aportando siempre a las gloriosas em­presas un noble fin.

XXXIV. A APOLO

Incienso, granos de incienso

Ven, afortunado, Peán, matador de Titio, Febo, Li­coreo tos, habitante de Menfis, receptor de espléndidos ho­nores, sanador, dispensador de felicidad, de áurea lira, fe­cundador, ordenador de las labores agrícolas, Pitio, titán, grinio, esminteo , destructor de Pitón, délfico adivi­no. Agreste y lumínica deidad, amable y glorioso joven, conductor de las Musas, organizador de coros; flechador con los disparos de tu arco, báquico, didimeo tos, que hieres desde lejos, oblicuo , sagrado. Soberano de Delos, que posees una mirada que todo lo abarca e ilumina firmamento infinito y la dichosa tierra, desde lo alto, y a través de la obscuridad, en la paz de la noche, bajo la sombra cuyos ojos son estrellas, examinadas, por debajo, las raíces; posees los límites del mundo entero, y tuyo es el principio y el final que tenga que acontecer. Todo lo floreces y ajustas armónicamente toda la bóveda celeste con tu muy sonora cítara, cuando, encaminándote unas veces a los confines de lo profundo y, otras, a lo más alto, equilibras todo el cielo según el orden dórico, y escoges las razas que se alimentan , aderezándoles a los hombres un destino totalmente reglado por la armonía, pues por igual asocias invierno y verano a ambas zonas, esto es, asignas el invierno a las alturas, el verana a las profundidades y el modo dórico á la florida estación de la grata primavera. Por ello, los mortales te dan la denominación de soberano, Pan, bicorne deidad, que lanzas los silbantes vientos, porque posees el sello modelado de todo el universo. Escúchanos, bienaventurado, y salva a tus iniciados en razón a las voces de súplica que te dirigen.

XXXV. A LETO

Incienso, mirra

Leto de azulado peplo, diosa de parto gemelo, venera­ble, Ceántida , magnánima, soberana a la que dirigen muchas súplicas; que obtuviste de Zeus una preñez fértil y fecunda, engendrando a Febo y a la flechadora Ártemis. A ésta, en Ortigia; a aquél, en la rocosa Delos. Escucha, s divina señora, y, con ánimo propicio, acude a la sacra ce­remonia, aportando un final feliz.

XXXVI. A ÁRTEMIS

Incienso, granos de incienso

Escúchame,. soberana, celebérrima hija de Zeus, titán, báquica, afamada arquera, venerable. Visible para to­dos, diosa portadora de antorcha, cazadora de red, que presencias los partos, socorriendo en ellos , pero sin someterte a su ley; que asistes a las mujeres en el parrto, que disfrutas con los delirios báquicos, cazadora, disipadora de las preocupaciones. Ágil corredora, flechadora, apa­sionada por la caza, noctámbula; protectora, acogedora, liberadora, masculiniforme, ortia, apresuradora del par­to, deidad nutricia de los jóvenes mortales. Inmortal, sub­terránea, destructora de fieras, afortunada, que ocupas los bosques de los montes y disparas a los ciervos, venerable, augusta señora, bello retoño, perenne. Habitante del bos­que, protectora de los perros, cidoniata , multiforme. Ve, pues, salvadora diosa, afectuosa, agradable para todos tus iniciados, aportando bellos frutos de la tierra, una paz grata y una salud de hermosa cabellera, y envía, por favor, a las cimas de los montes las enfermedades y pesares.

XXXVII. A LOS TITANES

Incienso oloroso

Titanes, ilustres hijos de la Tierra y de Urano, antepa­sados de nuestros padres, que habitáis en las mansiones del Tártaro, bajo el suelo, en el interior de la tierra, princi­pio y fuente de todos los mortales que se afanan mucho, de los seres marinos, de los alados y de los que habitan la tierra, pues de vosotros deriva toda estirpe en el mundo; a vosotros pido que alejéis la dura cólera, por si alguno de los ancestros infernales se acerca a nuestra morada.

XXXVIII. A LOS CURETES

Incienso oloroso

Curetes que atronáis, con armaduras de guerra, ce­lestiales, terrenales, marinos, afortunados, fecundos soplos, ilustres salvadores del mundo, que habitáis Samotracia, sa­grada tierra, y alejáis los peligros de los mortales que andan errantes por el ponto. Vosotros sois los primeros que instituisteis para los mortales el ritual sacro, in­mortales Curetes, que portáis belicosa armadura y movéis el Océano, el mar y los árboles, además; y al marchar, hacéis resonar la tierra con vuestros ágiles pies, resplande­ciendo con vuestras armas. Todas las fieras se asustan, cuan­do os ponéis en movimiento; el alboroto y griterío llega al cielo y, por las evoluciones de vuestros pies, el polvo alcanza las nubes, cuando marcháis. Y entonces brotan, por supuesto, todas las flores. Inmortales démones, nutri­cios y destructores, a la vez, cuando os lanzáis irritados contra los mortales, destruyendo vidas, recursos y también a los mismos que reciben el perjuicio, saciándoos con ello. Y gime el grandioso mar de profundos remolinos, los árboles de altas copas caen al suelo de raíz y un eco celeste resuena por el chasquido de sus hojas. Cure­tes-Coribantes, señores y robustos reyes de Samotracia, e igualmente, con propiedad, Dioscuros, perennes brisas, vi­vificadores, aeroformes; que también sois celebrados en el Olimpo como celestes gemelos, portadores de agradables brisas, serenos y amables salvadores. Soberanos propicia­dores de las estaciones y de los frutos, alentadnos, por favor.

XXXIX. A CORIBANTE

Incienso oloroso

Invoco al más grande soberano de la eterna tierra, al afortunado Cirbante, belicoso terrible, al Curete noc­turno, disipador de los temores difíciles. Propiciador de las fantasías, Coribante que vaga en solitario, soberano de cambiantes formas, deidad de naturaleza dual, multi­forme; ensangrentado, manchado por la sangre de los dos hermanos, que cambiaste tu casto cuerpo por decisión de Deo, adoptando la figura salvaje de una terrorífica ser­piente negra. Escucha nuestras voces, afortunado, y aparta la dura cólera, poniendo fin a las visiones fantásticas, y lo aleja las necesidades del alma.

XL. A DEMÉTER DE ELEUSIS

Olorosa resina de incienso

Deo, diosa madre universal, gloriosa deidad, venerable Deméter, nutridora de jóvenes, otorgadora de felicidad, di­vinidad dispensadora de riqueza, acrecentadora de las espi­gas, benefactora, que disfrutas con la paz y con las faenas que exigen mucho esfuerzo. Fecunda, que amontonas las gavillas y guardas las trojes, productora de verdes frutos; que habitas en el sagrado valle de Eleusis, encantadora, agradable, alimentadora de todos los mortales. Fuiste la primera que unció la cerviz de los bueyes al arado, procu­rando a los mortales una vida agradable y muy dichosa. Acrecentadora de la vegetación, compañera de Bromio , receptora de brillantes honores, portadora de una antor­cha, casta; que disfrutas con las hoces que se emplean en la buena estación. Terrenal eres, brillante y complaciente con todos, prolífica, amante de los niños, venerable, don­cella nutridora de jóvenes, que aparejaste un carro, impo­niendo frenos a las serpientes y celebrándolo con rituales cantos, en circulares giros en torno a tu sede. Unigéni­ta, fecunda diosa, augusta para los mortales, cuyas formas son muchas, floridas en abundancia y de sagradas hojas. Ven, pues, bienaventurada, casta, rebosante de frutos esti­vales, aportándonos paz, un orden grato y una dichosa riqueza, al igual que una salud descollante.

XLI. A LA MADRE ANTEA

Incienso oloroso

Soberana Antea, diosa madre gloriosa de los dioses in­mortales y de los humanos mortales, que en una ocasión, cuando efectuabas las indagaciones, en medio del dolor que te hacía ir errante por todas partes, pusiste fin al ayu­no en el valle de Eleusis; y fuiste al Hades a por la admirable Perséfone con el casto hijo de Disaules como guía, revelador de la sagrada boda del infernal y puro Zeus, cuando diste a la luz al dios Eubulo por mortal necesidad. Mas, ea , diosa, soberana invocada por muchas pre­ces, te suplico que vengas afable a tu piadoso iniciado.

XLII. A MISE

Olorosa resina de incienso

Invoco a Dioniso, legislador, portador de una cañahe­ja, germen muy recordado y glorioso de Eubuleo, y a la pura, piadosa y sagrada soberana Mise, varón y hembra a la vez, de dual naturaleza. Liberador Yaco , te implo­ro, ya disfrutes en el oloroso templo de Eleusis, ya tam­bién celebres los misterios en Frigia con la Madre, o bien te alegres en Chipre con Citerea, de bellas coronas adorna­da, o incluso te regocijes en las sagradas llanuras, ricas en trigo, con tu madre, la venerable diosa Isis, vestida de negro, junto a las aguas del Egipto, con sus siervas nodrizas. Ven, te lo ruego, propicia para poner el culmen a los excelentes premios.

XLIII. A LAS HORAS

Incienso aromático

Horas, hijas de Temis y del soberano Zeus, Eunomía, Dice y feliz Irene; primaverales, que os movéis por el prado, adornadas con abundantes flores, puras, polícro­mas, muy olorosas entre brisas que llevan aromas de flo­res. Horas perennemente floridas, que giráis en círculo, de bello rostro, vestidas con peplos de rocío de flores muy bien cuidadas, compañeras de juegos de la Per­séfone, cuando las Moiras y las Gracias, en danzas circula­res, se retiran a la luz, gozosas con Zeus y con la madre dispensadora de frutos. Venid, pues, a las recatadas y sagradas ceremonias para disfrute de vuestros nuevos ini­ciados, aportando sin reservas los fecundos incentivos de las buenas estaciones.

XLIV. A SÉMELE

Olorosa resina de incienso

Invoco a la augusta doncella, hija de Cadmo, a la gra­ciosa Sémele, de agradables trenzas, con su vestido replegado en la cintura, madre del alegre Dioniso que porta el tirso, que por la luz abrasadora afrontó los intensos dolores del parto, fulminada por la decisión del inmortal Crónida Zeus, consiguiendo el aprecio, por la influen­cia de la venerable Perséfone, entre los mortales cada tres años, de un modo periódico, cuando celebran el parto fe­cundo de tu Baco, la sagrada mesa y los piadosos miste­rios. Ahora, soberana diosa, hija de Cadmo, te suplico, con mi invocación, que asistas por siempre benévola a tus iniciados.

XLV. HIMNO DE DIONISO BASAREO TRIENAL

Ven, afortunado Dioniso, hijo del fuego, de taurina frente, Básaro y Baco, glorioso, todopoderoso, que disfrutas con las espadas, con la sangre y con las sagradas Mé­nades, dando gritos rituales por el Olimpo. Estruendoso, delirante Baco, armado con el tirso, profundamente irritado, honrado por todas las deidades y por cuantos mortales habitan la tierra. Ven, pues, bienaventurado danzante, tra­yéndonos a todos un gran gozo.

XLVI. A LICNITO

Incienso, granos de incienso

Por estas plegarias invoco a Licnito Dioniso, a nisio florido, ansiado y alegre Baco, amado retoño de las ninfas y de Afrodita, bellamente coronada, que otrora recorrías los bosques danzando con las ninfas graciosas, impulsado por el delirio, y, por decisión de Zeus, llevado junto a la venerable Perséfone, creciste grato a los dioses inmortales. Ven, pues, afortunado, y acepta estos agradables sacrificios.

XLVII. A PERICIONIO

Incienso oloroso

Invoco a Baco pericionio, dispensador de vino, que, dando vueltas sin cesar en la mansión de Cadmo, la sostu­vo con vigor eliminando las convulsiones de la tierra, cuan­do el ígneo resplandor conmovió todo el territorio con los zumbidos del huracán, y se produjo la sujeción de todas las cosas. Ven, pues, bienaventurado, delirante, con co­razón alegre.

XLVIII. A SABACIO

Incienso oloroso

Escúchame, padre, hijo de Crono , sabacio, famosa deidad, que encerraste, cosiéndolo al muslo, al delirante Dioniso, cabritillo que provoca un gran estruendo, pa­ra que llegara cumplido al sagrado Tmolo , junto a Hipta de hermosas mejillas. Mas, ea, afortunado, monarca de Frigia, el más soberano de todos, preséntate, por favor, con benévolo talante, como auxiliador de tus iniciados.

XLIX. A HIPTA

Olorosa resina de incienso

Invoco a Hipta, nodriza de Baco, bacante doncella, ini­ciada que se complace en los misterios del sagrado Sabo y en las danzas nocturnas del estruendoso Yaco. Escucha mi súplica, madre terrenal, soberana, si es que, en Frigia, dominas la sagrada cima del Ida, o bien te encanta el Tmolo, bella morada de los lidios. Acércate a los miste­rios con la alegría en tu sacro rostro.

L. A LISIO LENEO

Escúchame, bienaventurado, hijo de Zeus, Baco leneo, de dos madres, memorable germen, glorioso, deidad libe­radora, retoño sagrado y secreto, de los dioses, piadoso Ba­co, nutricio, fecundo, que acrecientas la grata cosecha, y surges de la tierra en estallido, leneo, vigoroso, multi­forme, que te muestras a los mortales como remedio eliminador de las fatigas, sagrada flor que produce en los hu­manos una alegría exenta de preocupaciones, epafio, de hermosa cabellera, liberador, que delirante danzas con el tirso, bramador al son de rituales gritos, propicio a to­dos, surgiendo entre los mortales e inmortales que deseas. Ahora te pido que vengas amable y fructífero para tus lo iniciados.

LI. A LAS NINFAS

Incienso oloroso

Ninfas, hijas del magnánimo Océano que habitáis en los recónditos cursos de agua de la tierra, de secretos pasos, nodrizas de Baco, infernales, jocosas, fructíferas; que os movéis por el prado con sinuosas carreras, puras, que gustáis de las cuevas y oquedades y os movéis por los aires y por las fuentes. Que cubiertas de rocío dejáis ligeras huellas en vuestra presurosa carrera, apareciendo y desapareciendo, en los valles, recubiertas de flores, dan­zando por los montes con Pan y emitiendo los rituales gri­tos, os deslizáis por las rocas, armoniosas, retumbantes, y transitáis por los montes. Campestres doncellas, que frecuentáis las fuentes y los bosques; olorosas vírgenes de albos vestidos, impulsadas por suaves brisas; caprinas, protectoras de los pastos, gratas a las fieras, que lográis espléndidos frutos y disfrutáis con el frío. Tiernas, nutri­cias y acrecentadoras, doncellas que os relacionáis estre­chamente con las encinas , os complacéis en los juegos y os movéis por los cursos de agua. Nisias, delirantes, remediadoras, amigas de la primavera, que con Baco y Deo traéis el contento a los mortales. Venid, pues, a las santifi­cadas ceremonias con corazón alegre, vertiendo salutíferas aguas en las estaciones de maduración de los frutos.

LII. A BACO TRIENAL

Incienso oloroso

A ti te invoco, afortunado, glorioso, delirante Baco, tauricorne, leneo, hijo del fuego, nisio, liberador, cria­do en el muslo, licnito que te mueves entre el fuego presidiendo las ceremonias de iniciación. Nocturnal, Eubu­leo, portador de mitra que agitas el tirso; ceremonial secreto, de naturaleza triple, retoño oculto de Zeus, primi­genio, ericepeo’ padre e hijo, a un tiempo, de los dio­ses, que disfrutas con la carne cruda, portacetro, entusias­mado con la danza, conductor de los festivos cortejos, pleno de delirio en las sagradas y apacibles ceremonias trie­nales, surgiendo del suelo en estallido. Brillante como el fuego, tentador, hijo de dos madres, que vagas por los montes, provisto de cuernos con una piel de cabritillo por vestido. Que vuelves todos los años, Peán de lanza de plata, oculto en el seno de tu madre, adornado de pám­panos, básaro, que te complaces en la hiedra, de nume­rosas doncellas y de buena organización. Ven, pues, bien­aventurado, surgiendo pletórico, siempre alegre, para tus iniciados.

LIII. A BACO ANIVERSARIO

Todo tipo de ofrendas, excepto resina de incienso; ofréndale leche

Invoco a Baco aniversario, infernal Dioniso, que se des­pierta al mismo tiempo que las jóvenes ninfas de hermosas trenzas; que, durmiendo en la sagrada mansión de Persé­fone, suspende por espacio de tres años la sacra festividad báquica. Y cuando él mismo despierta, el cortejo de nuevo, al cabo de los tres años, se encamina con sus nodri­zas de hermosa cintura a entonar el cántico, aletargan­do y poniendo en movimiento los momentos festivos en sus cíclicos períodos de tiempo. Mas, ea, afortunado, fomentador de verdes frutos, dotado de cuernos, fértil Ba­co, asiste a la sacratísima ceremonia con tu brillante ros­tro, rebosante de piadosos y maduros frutos.

LIV. A SILENO, EL SÁTIRO; A LAS BACANTES

Incienso, granos de incienso

Escúchame, venerabilísimo educador, nutridor de Ba­co, el mejor con mucho de los Silenos, honrado entre todos los dioses y entre los mortales en los períodos festi­vos trienales, que ejerces el ritual sagrado, venerable, di­rector de las ceremonias del gregario grupo de iniciados. Que prorrumpes en gritos de alegría y te mantienes gus­toso en vigilia con tus nodrizas de hermosa cintura, guía de Náyades y Bacantes coronadas de hiedra. Acude aquí, al sacratísimo misterio, con todos los sátiros de figura bes­tial, dando el grito ritual del soberano Baco, tomando parte con las Bacantes en el cortejo de las sagradas Leneas durante su celebración, desvelando los misterios orgiás­ticos nocturnos en las piadosas ceremonias de iniciación y dando los gritos rituales, complaciente con el tirso y tranquilo entre los rituales cortejos.

LV. A AFRODITA

Celestial y por muchos himnos celebrada, sonriente Afrodita, nacida de la espuma marina, diosa engendradora y veneranda amante de la noche; emparejadora de enamo­rados nocturnos, madre de la Necesidad, tejedora de enga­ños. Pues todo parte de ti, y pusiste bajo tu dependencia el orden universal; ejerces tu poder sobre las tres partes y engendras todo cuanto existe en el cielo, en la fértil tie­rra y en las profundidades del mar , venerable compa­ñera de Baco. Que se complace en las festividades, propi­ciadora de las bodas, madre de los Amores, Persuasión que se complace en el lecho, arcana, dispensadora de gracia, visible e invisible, de hermosas trenzas, hija de ilustre padre. Comensal nupcial de los dioses, soberana, loba, prolífica, apasionada por los hombres, muy ansiada, vivi­ficadora, que enlazas a los mortales por necesidades que no admiten freno y a muchos pueblos los cautivas por la desenfrenada fuerza de la pasión amorosa. Ven, pues, di­vino retoño nacido en Chipre, ya estés en el Olimpo, sobe­rana diosa, gozosa con tu bello rostro, ya te muevas tam­bién por el suelo de Siria, rica en incienso, ya en las llanuras, con tus áureos carros, ocupes las fructíferas aguas del sagrado Egipto, ya, igualmente, en tu carro de cisnes, al ponto agitado te encamines y te alegres con las evolucio­nes circulares de los seres marinos, o bien te deleites con las ninfas de azulado rostro en la divina tierra, a lo largo de la arenosa orilla del mar entre ligeros saltos, o bien te encuentres, soberana, en Chipre, tu sustento, donde las hermosas doncellas célibes y las ninfas te celebran a lo largo de todo el año, a ti, bienaventurada, y al inmortal y casto Adonis. Ven, afortunada diosa de figura tan en­cantadora, pues te invoco con ánimo puro y piadosas palabras.

LVI. A ADONIS

Incienso oloroso

Escucha mi súplica, deidad gloriosa y óptima, de abun­dante cabellera, amante de la soledad, con variado reper­torio de deleitosos cantos, Eubuleo, multiforme, mani­fiesto nutridor de todas las cosas. Muchacha y muchacho, a la vez, siempre eres un retoño para todos, Adonis, extinguido y reluciente, por otra parte, en las hermosas estaciones que se renuevan; fomentador de la vegetación , bicorne, encantador, honrado entre lágrimas, de brillante aspecto, que disfrutas con la caza, melenudo. Bondadoso, dulce vástago de Cipris, retoño de Eros, alumbrado en el lecho de Perséfone de encantadoras trenzas; que habitas a veces en el sombrío Tártaro y otras llevas tu perfecta figura al Olimpo. Ven, pues, bienaventurado, aportando los frutos de la tierra a tus iniciados.

LVII. A HERMES INFERNAL

Olorosa reina de incienso

Tú, que habitas el inexorable sendero del Cocito, im­puesto por el destino, que guías las almas de los mortales al fondo de la tierra, Hermes, hijo de Dioniso, que danza con delirio báquico, y de la doncella pafia, esto es, de Afro­dita de ojos vivos, que frecuentas la sagrada mansión de Perséfone, asistiendo a las almas de funesto sino, bajo tie­rra, como acompañante, a las que conduces, cuando les llega el día fijado de su destino, porque todo lo seduces, hipnotizador, con tu caduceo mágico, y de nuevo des­piertas a los que están dormidos. Pues te dio la diosa Perséfone el honor de acompañar a las almas eternas de los mortales por el camino que lleva al ancho Tártaro. Bie­naventurado, envía, pues, te lo ruego, a tus iniciados un fausto final a sus labores.

LVIII. A EROS

Incienso oloroso

Invoco al grande, puro, amado y dulce Eros, poderoso por su arco, alado, veloz como el fuego, de ágil carrera en su impulso; que juega con los dioses y con los humanos mortales, habilidoso, de dual naturaleza, poseedor de los resortes de todas las cosas, esto es, de la bóveda celeste, del mar, de la tierra y de cuantas respiraciones de toda índole proporciona para los mortales la diosa que produce frutos verdes, y de cuanto alberga el ancho Tártaro y el mar de estruendosas olas. Porque tú solo dominas el timón de todo ello. Mas, ea, afortunado, con pensamiento puro acude a tus iniciados y desvía de ellos los impulsos perniciosos y extraños.

LIX. A LAS MOIRAS

Incienso oloroso

Moiras infinitas, amadas hijas de la negra Noche, escuchad mi súplica, gloriosas, que habitáis en la laguna celes­te, donde el agua congelada, al calor de la noche, se deshace en el fondo oscuro e imponente de la cueva de hermosas piedras, de donde voláis a la inmensa tierra de los mortales. Desde allí, pues, os encamináis al reputa­do género humano, de vana esperanza, cubiertas de pur­púreas vestiduras en la llanura letal, donde la gloria impulsa el carro que abarca toda la tierra más allá del límite de la justicia y de la esperanza, de las preocupaciones, de la norma antiquísima y del infinito principio que se rige por una buena ley. Pues la Moira es la única que vigila en la vida, y ningún otro ente inmortal de los que ocupan las cimas del nevado Olimpo; y también la perfecta mirada de Zeus. Porque cuanto nos acontece, todo lo sabe enteramente la Moira y la mente de Zeus. Mas venid amables, suaves y complacientes, Átropo, Láquesis y Clo­to de hermosas mejillas; aéreas, invisibles, constantes, por siempre inflexibles, que todo lo otorgáis y quitáis, a la vez; imperiosa necesidad para los mortales. Escuchad, pues, Moi­ras, mis piadosas plegarias, recibid mis libaciones y acudid como liberadoras del mal para vuestros iniciados con una intención benévola. [Llegó a su fin el canto de las Moiras que compuso Orfeo].

LX. A LAS GRACIAS

Olorosa resina de incienso

Escuchadme, oh Gracias gloriosas, que recibís brillantes honores, hijas de Zeus y de Eunomía que se pliega el vestido en su cintura, Aglaye, Talía y la muy dichosa Eufrósine, generadoras de alegría, agradables, benévolas, puras, de cambiantes formas, perennemente jóvenes, ansiadas para los mortales. Invocadas en nuestros votos, componéis un círculo y sois encantadoras con vuestra suave tez de rosa. Venid, por favor, dispensadoras de dicha, siempre propicias a vuestros iniciados.

LXI. HIMNO A NÉMESIS

Incienso oloroso

Te invoco, oh Némesis, diosa, augusta soberana, omnividente, espectadora de la vida de los mortales que se distribuyen en diferentes pueblos, eterna, veneranda, porque eres la única que se alegra con la justicia y transforma las varias actitudes, que siempre son inestables; a quien todos los mortales temen, echándose el yugo a su cuello , porque siempre te preocupa el sentir de todos, y no te pasa desapercibida la mente que, por un deseo irreflexivo, desprecia las normas. Pues todo lo ves, todo lo oyes y todo lo riges; en ti residen las normas de justicia de los mor­tales, excelsa deidad. Ven, pues, bienaventurada, pura y por siempre socorredora de tus iniciados y concédenos te­ner una sana intención, poniendo fin a los pensamientos odiosos, impíos, soberbios e inconstantes.

LXII. A LA JUSTICIA

Incienso oloroso

Canto a la mirada de la Justicia que todo lo ve, de espléndida figura, que se sienta en el sagrado trono del soberano Zeus y, desde el cielo, contempla la vida de los mortales que se distribuyen en diferentes pueblos, de­jándose caer como justa vengadora de las injusticias y con­frontando, desde su ecuanimidad, los hechos anómalos con la verdad, pues todo cuanto, por sus malos pensamientos, les marcha a los mortales de un modo confuso, al desear su provecho con injustas intenciones, tú sola lo reconduces imponiendo el castigo a los injustos. Ven, pues, diosa jus­ta, para inspirarnos nobles pensamientos, hasta que, en cualquier momento, pueda presentarse en mi existencia el día fatal fijado por el destino.

LXIII. A LA EQUIDAD

Incienso oloroso

Oh justísima, felicísima y agradable para los mortales, que, desde tu ecuanimidad, disfrutas siempre con los hu­manos justos; por todos honrada, de feliz sino, gloriosísi­ma Equidad, que con pensamientos limpios decides siem­pre lo que es debido. Indestructible en tu mente, porque tú, en cambio, destruyes a todos cuantos no se sometieron a tu yugo, sino que lo despreciaron, volcando, por su insaciabilidad, los sólidos platillos de la balanza. Apacible, amiga de todos festiva, agradable, que te ale­gras con la paz y buscas ardorosamente una vida segura, lo porque siempre odias la ambición y te alegras con la ecua­nimidad; en ti, pues, el conocimiento de la virtud alcanza un noble fin. Escucha, diosa, y reprime con justicia la mal­dad de los mortales, para que siempre transite con equili­brio la vida honesta de los humanos que comen los frutos de la tierra, y la de todos los seres vivos que en su regazo nutre la diosa madre tierra y la de aquellos que sustenta Zeus, el de las aguas marinas.

LXIV. HIMNO A NOMO

Invoco al casto soberano de los inmortales y mortales, al celestial Nomo, ordenador de los astros, señal distintiva entre las aguas marinas y la tierra, preservador siempre de la solidez firme y tranquila de la naturaleza por las s leyes, que él mismo, desde arriba, trae en su recorrido por el ancho cielo y aleja fuera, con un rugido, la envidia malsana. Es también quien suscita entre los mortales un noble fin por la existencia, porque él solo maneja el rumbo de los seres vivos, compañero, siempre sin dobleces, de los más rectos pensamientos; arcaico y muy experto, convive sin causar molestias con todos los que aceptan la ley e impone una pesada desgracia a los que se apartan de ella. Mas, ea, afortunado, por todos honrado, portador de dicha, agradable a todos, envíanos tu recuerdo con co­razón propicio, excelso.

LXV. A ARES

Incienso oloroso

Inquebrantable, de ánimo bronco, vigoroso pode­rosa. deidad, que disfrutas con las armas, indomable, ani­quilador de mortales, demoledor de murallas, soberano Ares, que te mueves en medio del estrépito de las armas, siempre manchado de sangre, disfrutando con la matanza, metido en el fragor del combate, terrible; que deseas el s tosco combate de espadas y lanzas. Contén la pelea rabio­sa y deja ir la fatiga que causa dolor al alma, y cede al deseo de Cipris y a los alegres cortejos de Lieo cam­biando la fuerza de las armas por los trabajos de Deo, ansiando la paz que alimenta a los jóvenes y proporciona la dicha.

LXVI. A HEFESTO

Incienso, maná de incienso

Hefesto de ánimo bronco, vigoroso, incansable fuego que brilla con ígneos resplandores, deidad que trae la luz para los mortales y la genera, de manos poderosas, eterno artesano. Obrero, porción cósmica, elemento irreprochable, voraz, que todo lo doma, el más alto de todos, que todo lo recorre; firmamento, sol, estrellas, luna, luz pura. Porque todos éstos son miembros de Hefesto que se manifiestan a los mortales; toda casa, toda ciudad y los pueblos todos son tuyos, y los cuerpos de los mortales ocupas, muy dichoso y poderoso. Escúchame, pues, bien­aventurado, te invoco a la piadosa libación, para que siem­pre acudas amable a nuestros alegres trabajos; extingue la rabiosa locura del fuego incansable, manteniendo la llama de la naturaleza en nuestros cuerpos.

LXVIL A ASCLEPIO

Incienso, granos de incienso

Sanador de todo, Asclepio, señor Peán, que alivias los muy penosos sufrimientos de las enfermedades de los hu­manos. Ven, te lo ruego, otorgador de dulces presentes, poderoso, trayéndonos salud y eliminando las enfermeda- des y los duros genios maléficos de la muerte. Favorecedor de la vegetación, auxiliador, que alejas la desgracia, de feliz sino; robusto retoño, receptor de espléndidos honores, de Febo Apolo. Enemigo de las enfermedades, tú, que tie­nes por irreprochable consorte a la Salud, ven, afortuna­do, salvador, aportando un buen fin a nuestra vida.

LXVIII. A LA SALUD

Incienso, granos de incienso

Encantadora, amable, vivificadora, augusta, soberana, escúchame, afortunada salud, portadora de prosperidad, madre de todo, pues, por tu influjo, les desaparecen a los mortales las enfermedades, y toda casa, gracias a ti, pros­pera llena de gozo, y las artes florecen. El mundo te añora, soberana, y el único que siempre te desdeña es el Ha­des destructor de almas; perennemente joven, muy desea­da, reposo de los mortales, porque sin ti todo carece de provecho para los humanos, pues ni se da la riqueza, dulce por las celebraciones festivas que conlleva, dispensadora, además, de felicidad, ni un varón, sin tu intervención, llega a viejo cargado de achaques. Porque tú sola todo lo dominas y todo lo gobiernas. Ea, pues, diosa, preséntate siempre socorredora de tus iniciados y aparta la moles­tia fatal de las penosas enfermedades.

LXIX. ALAS ERINIS

Olorosa resina de incienso, granos de incienso

Escuchadme, augustas diosas, atronadoras, que lanzáis los rituales gritos, Tisífone, Alecto y divina Megera . Nocturnas, clandestinas, que tenéis vuestra residencia en las profundidades, en una cueva sombría, junto a la sagra­da agua de la Estigia, y os encolerizáis contra los impíos proyectos de los mortales; rabiosas, arrogantes, que lan­záis alegres gritos impulsadas por la Necesidad, vistiendo salvajes peplos. Vengadoras, robustas, víctimas de un pro­fundo dolor, que moráis en la región subterránea de Ha­des, temibles doncellas, de variadas formas, aéreas, invisi­bles, veloces como el pensamiento, porque ni las raudas llamas del sol o de la luna, ni el esplendor de la sabiduría, de la virtud, ni de una arriesgada empresa, hecha con agra­do, ni tampoco el de una vida en su pleno vigor, esto es, de una hermosísima juventud, suscita los goces de la vida sin vuestra ayuda. Pero sobre las infinitas tribus de todos los mortales siempre la mirada de Dice su acción ejerce, porque jueces constantes sois. Mas, ea, diosas del destino, que tenéis serpientes por cabellos, polimorfas, cambiad mi modo de pensar de vida por uno moderado y suave.

LXX. A LAS EUMÉNIDES

Incienso oloroso

Escuchadme, renombradas Euménides, con benévola vo­luntad, castas hijas del gran Zeus infernal y de Perséfo­ne, la agradable doncella de hermosos bucles, que vigiláis la vida de todos los mortales impíos y, sujetas a la Necesidad, castigáis a los injustos; soberanas de piel oscura, de cuyos ojos salen vivos resplandores, terribles reflejos y una luz que destruye los cuerpos. Eternas, de terrible rostro, espantosas, soberanas, que debilitáis los miembros con vues­tro furor, horribles, nocturnas, que tenéis en vuestras ma­nos el destino de muchos. Doncellas que os movéis en la noche, con serpientes a modo de cabellos y con un rostro que infunde espanto. Os pido que os acerquéis con piado­sos pensamientos.

LXXI. A MELÍNOE

Incienso oloroso

Invoco a Melínoe, doncella infernal de azafranado pe­plo, a la que dio a luz, en la desembocadura del Cocito, la venerable Perséfone en el sagrado lecho del crónida Zeus. Engañó éste a Plutón y se unió a ella con perfidia falaz, y en su furor desgarró la piel de dos colores de Persé­fone, que empuja a los mortales a la locura con sus fantasmas aéreos, pues se manifiesta caracterizada en figu­ra de apariencia impresionante, unas veces a la vista de todos, otras en medio de sombras, o bien también brillan­do en la oscuridad, mediante contactos hostiles en la noche tenebrosa. Mas, ea, diosa, soberana infernal, te suplico que envíes el desvarío del alma a los confines de la tierra y muestra un rostro amable y piadoso a tus iniciados.

LXXII A TIQUE

Incienso oloroso

Aquí te invoco, Tique, con mis súplicas, noble soberana, dulce protectora de los caminos, para la obtención de felices posesiones, en calidad de Ártemis conductora, re­nombrada, vástago de la sangre de Eubuleo, de irresistible deseo. Fúnebre y errática, objeto de celebración para los humanos, porque en ti reside la vida tan variada de los mortales, ya que a unos proporcionas una dichosa abun­dancia de bienes y, a otros, penosa pobreza, proyectando tu cólera con furor. Mas, ea, diosa, te suplico que vengas propicia a mi vida, rebosante de felicidad para el logro de un bienestar dichoso.

LXXIII. A DEMÓN

Incienso oloroso

Invoco a Demón, grande y temible guía, amable Zeus, que todo lo genera, y otorga la vida de los mortales, errá­tico, vengador, augusto dispensador de riqueza, cada vez que entra en una casa cargado de bienes y, por otro lado, destructor de la vida de los afligidos mortales, porque en ti se mueven los resortes de la aflicción y la alegría. Por tanto, bienaventurado y casto, aleja las quejumbrosas preo­cupaciones que causan deterioro de la vida por toda la tierra y otórganos, por favor, un glorioso, dulce y noble final de vida.

LXXIV. A LEUCÓTEA

Incienso oloroso

Invoco a Leucótea, la hija de Cadmo, venerable dei­dad, poderosa nodriza de Dioniso, bellamente coronado, escúchame, diosa, que reinas en el seno de las profundida­des marinas, complaciéndote en las olas, grandísima salva­s dora de los mortales. De ti depende, en efecto, el inestable impulso, que toma su rumbo por las aguas, de las naves; tú eres la única que resuelves en el mar el luctuoso sino de los mortales, a los que llegas, en impetuoso lanzamien­to, como amable salvadora. Mas, ea, señora, ven, te lo ruego, con buena voluntad como socorredora y salvadora que eres de las naves de hermosa quilla, trayendo a tus iniciados un viento que impulse las naves en el mar.

LXXV. A PALEMÓN

Incienso, granos de incienso

Compañero de crianza del jocoso Dioniso, el frenético danzante, que habitas las sagradas y turbulentas profundi­dades del mar, a ti te invito, Palemón, a que asistas propi­cio a los piadosos misterios, con la alegría reflejada en tu juvenil rostro, y a que salves a tus iniciados por la tierra s y por el mar. Porque, cuando se desencadena una tempes­tad contra las naves que vagan por el ponto, tú solo te muestras visible como salvador de los mortales, sujetando la dura cólera en el hinchado mar.

LXXVI. A LAS MUSAS

Incienso oloroso

Hijas de Mnemósine y del resonante Zeus, Musas Pié­rides, afamadas, gloriosas, muy gratas para los mortales que visitáis, multiformes, generadoras del irreprochable va­lor que supone toda instrucción. Nutridoras del alma, ordenadoras del pensamiento, soberanas conductoras de la mente vigorosa. Vosotras, que disteis a conocer a los mor­tales los misterios rituales, Clío, Euterpe, Talía, Melpóme­ne, Terpsícore, Erato, Polimnia, Urania, juntamente con la madre Calíope y la poderosa diosa Hagne . Mas, ea, venid, por favor, para vuestros iniciados, multicolores y castas, aportando una emulación gloriosa, deseada y por muchos celebrada.

LXXVII. A MNEMÓSINE

Incienso oloroso

Invoco a la soberana Mnemósine, que comparte el lecho de Zeus y engendró a las Musas sagradas, piadosas y de sonora voz; que siempre se mantiene al margen del pernicioso olvido que daña la mente y conserva todo su pensamiento en estrecha relación con las almas de los mortales, acrecienta la capacidad y el poder de raciocinio de los humanos y, muy dulce y vigilante, recuerda todo pensamiento que cada uno siempre guarda en su pecho, sin desviarse jamás y exitándole a todos su espiritu. Pero, venga, afortunada diosa, instigales a tus iniciados al recuerdo del piadoso ritual y manda lejos de ellos el olvido.

LXXVIII. A LA AURORA

Incienso, granos de incienso

Escúchame, diosa, que traes el día que ilumina a los mortales, resplandeciente Aurora, que extiende tu rubor por el universo, mensajera de Titán, grandiosa y noble deidad; que el paso de la noche, con su negrura y oscuridad, lo relegas a las profundidades de la tierra con tu salida. Conductora de los trabajos y administradora de la vida de los mortales y no hay quien escape a tu mirada, dado que esta se ejerce desde lo alto, cuando sacudes el dulce sueño de los párpados. Todo mortal se alegra, todo ser reptante, y el resto de las especies de cuadrúpedos, pájaros y abundantes tipos de animales marinos. Pues procuras a los mortales una existencia activa en su totalidad. Por tanto, bienaventurada y casta, aumenta, por favor, la sagrada luz a tus iniciados.

LXXIX. A TEMIS

Incienso oloroso

Invoco a Temis, hija del ilustre Urano y de Gea; joven doncella de suave tez como capullo de rosa, que fue la primera que enseñó a los mortales el oráculo sagrado, sirviendo a los dioses con el anuncio de sus oráculos en el santuario de Delfos, en el suelo pitio, donde reinaba Pitón. También enseñó al soberano Apolo el sentido de la justicia, pues tu, que te mueves en la noche, en tu espléndida belleza, con la reverencia y el honor que todos te tributan, fuiste la primera que descubriste los sagrados misterios a los mortales, lanzando los gritos rituales a tu soberano en las noches de delirios báquicos. Porque de ti provienen los honores de los bienaventurados y los sagrados misterios. Mas, ea, afortunada doncella, ven, te lo ruego, contenta y con buena voluntad a tus piadoso y místicos rituales.

LXXX. A BÓREAS

Incienso oloroso

Gélido Bóreas que, con tus soplos tempestuosos, promueves los profundos vendavales del mundo. Ven de la nivosa Tracia y elimina el alboroto que provocan las nubes con el aire cargado de humedad y agita el agua que genera la lluvia para conseguir el líquido elemento, dejando todo el aire puro y originando un firmamento lleno de lozanía, tal como brillan los rayos del sol sobre la tierra.

LXXXI. AL CÉFIRO

Incienso oloroso

Brisas del Céfiro que todo lo engendráis y marcháis por el aire, de dulce soplo, susurrantes, que poseéis la cal­ma de la muerte. Primaverales, que os movéis por el pra­do, deseadas por los fondeaderos, porque cómodo puerto s y ligera brisa aportáis a las naves. Venid, por favor, pro­picias, soplando sin reparo, por el aire, invisibles, muy li­geras y en aéreas apariencias.

LXXXII. A NOTO

Incienso oloroso

En salto ágil, a través del aire húmedo, y con el impul­so de tus veloces alas por doquier, ven, te lo ruego, gene­rador de lluvia, con las nubes meridionales, pues este presente que va por el aire te lo dio Zeus: enviar a la tierra, desde el cielo, las nubes generadoras de agua. Por tanto, te suplicamos, afortunado, que, alegre con nuestros sacri­ficios, envíes a la madre tierra las lluvias que nutren las cosechas.

LXXXIII. A OCÉANO

Incienso oloroso

Invoco a Océano, padre incorruptible y eterno, origen de los dioses inmortales y de los mortales humanos, que con sus olas circunda el contorno de la tierra. De él derivan todos los ríos y todo el mar, y las puras y corrien­tes aguas que manan de la tierra. Escúchame, bienaventu­rado y muy dichoso, grandísima esencia purificadora de los dioses, fin natural de la tierra, principio del firmamen­to, que te mueves a través de las aguas. Ven, por favor, benévolo y contento para con tus iniciados.

LXXXIV. A HESTIA

Incienso oloroso

Soberana Hestia, hija del poderoso Crono, que ocupas el centro del hogar, esto es, donde se encuentra el fue­go perenne y grandioso. A estos sacerdotes de tus misterios conságralos, te lo ruego, manteniéndolos siempre jó­venes, dichosos, sensatos y castos. Mansión de los dioses bienaventurados y poderoso sostén de los mortales, eterna, multiforme, ansiada y de aspecto de verde hierba. Sonrien­te y afortunada, acepta cordialmente estos sacrificios, in­suflándonos felicidad y una salud dulcificante.

LXXXV. AL SUEÑO

Incienso con adormidera

Sueño, soberano de todos los bienaventurados, de los humanos mortales y de todos los seres vivos que nutre la ancha tierra. Porque tú solo eres el único que a todos dominas y a todos visitas, al sujetar los cuerpos con grilletes sin forjar . Eliminador de las preocupaciones, porque posees el dulce descanso de las fatigas y procuras el sagrado alivio de toda aflicción; salvas las almas al im­ponerles la reflexión de la muerte, dado que eres hermano del Olvido y de la Muerte. Mas, ea, bienaventurado, te suplico que vengas con un humor dulce y salves amable­mente a tus iniciados con vistas al desempeño de sus fun­ciones al servicio de los dioses.

LXXXVI. AL SUEÑO

Incienso oloroso

Te invoco, bienaventurado de largas alas, pernicioso Sueño, mensajero del porvenir, el más grande agorero pa­ra los mortales, pues en la paz del dulce adormecimiento te presentas en silencio y, hablándole a las almas, tú mis­mo despiertas la mente de los mortales y, mientras duermen, tú también, personalmente, les dejas caer las decisio­nes de los dioses, decubriendo en silencio el futuro a las silentes almas de aquellos a quienes un noble pensamiento deriva al cultivo de la piedad a los dioses, para que el bien, superando a las opiniones, encauce mejor, con halagos, la vida de los hombres que conocen de antes el disfrute, y el cese de sus desdichas, a fin de que la misma divinidad refiera . Porque los piadosos siempre tienen un fin muy dulce; en cambio, a los malvados, una visión durante el sueño, anunciadora de malas acciones, en modo alguno les descubre la necesidad futura, para que puedan encontrar una liberación de la aflicción que se acerca. Mas, ea, bienaventurado, te suplico que me muestres los precep­tos de los dioses, para que siempre, en todos los casos, me vincules a los rectos pensamientos, sin mostrarme las señales de iniquidades que conducen a hechos de natu­raleza extraña.

LXXXVII. A LA MUERTE

Incienso, granos de incienso

Escúchame, tú, que riges el timón de todos los morta­les, concediendo un plazo sagrado a todos aquellos de quienes te mantienes alejada. Pues tu sueño destruye el alma y el cuerpo en movimiento, cada vez que desatas los vínculos vigorosos de la naturaleza, trayéndoles a los seres vivos un profundo y eterno sueño. Siendo común a todos, te muestras injusta con algunos, al poner fin a la floreciente juventud de una vida, de un modo rápido. Por­que en ti sola se consuma la decisión de todo, ya que eres la única que no atiende a votos ni a súplicas . Mas, venga, bienaventurada, te pido que te presentes tras un largo plazo de vida, solicitándotelo con sacrificios y plegarias, a fin de que la vejez sea un noble presente entre los humanos.

Fuente: http://omarpal.blogspot.com.es/2011/08/himnos-orficos-01-08-2011.html

Aniversario, por Tiné Estrella de la Tarde

Como toda historia, la mía, tiene un principio. Pero en este caso, no creo que tenga lugar el final.
Hace muchos, muchos años, cuando yo era otra persona, me topé con el “Santuario de Hécate” en Sevilla. Mi vida estaba literalmente en crisis. Todos los aspectos de mi vida estaban muriendo y no veía lugar al renacimiento. Por aquel entonces, no era consciente de todas las energías de cambio y de transformación que subyacían detrás de cada acontecimiento que se sucedía una y otra vez. No quiero tampoco que el discurso se torne demasiado personal, pero la verdad es que, se podría calificar la situación como verdaderamente dramática.
En ese momento de oscuridad, tristeza, pena y sobrecogimiento, me encontré con Ella. Me topé con una sacerdotisa suya, que me abrió las puertas del Santuario en un momento en el que mi vida parecía destruirse, como la carta de la Torre. Su Santuario y su sacerdotisa y guardiana, me acogieron con los brazos abiertos, y desde el primer momento me sentí formando parte de una familia que poco a poco iba creciendo. La distancia física entre el Santuario y mi mentora, no medraron mis ganas, mi ilusión y toda esta magia inexplicable que estaba funcionando detrás. Se podría decir, que encontrarme con Ella, y con su Santuario tuvo un efecto de bálsamo fortalecedor en mi vida.
Iniciar mis estudios de Primer Grado no solo me formaban como sacerdote de la Tradición Correlliana, sino que me estaban formando como persona. Las lecciones son importantes, pero solo son la base de la que se parte. He aprendido mucho de ellas, pero sobre todo he aprendido de mi maestra y de mis compañeros, que poco a poco se iban sumando a esta gran familia. Pero sobre todo, he aprendido de Ella. De la Diosa Hécate. Me encontré con ella cuando mi vida parecía desaparecer. Mis estructuras caían y ardían, pero justo cuando parecía que todo iba a terminarse, Ella hizo entrada en la escena. Como una madre fuerte y protectora.
Poco a poco, junto a mi mentora, mis compañeros y la Diosa Hécate, fui reconstruyendo mi vida. Surgieron nuevas estructuras, nuevas ideas, pero sobre todo, surgió un nuevo yo, que era deudor de la Diosa, de mi mentora y de este Santuario. Porque sinceramente, no sé qué hubiera pasado sin la entrada de Hécate en mi vida. Ella, la “Perra negra”, la “Señora de los muertos y del Tártaro”. La que porta la llama y es garante del fuego. Ella, la que doblega cuellos erguidos, la feroz y temerosa Hécate, apareció en mi vida en el momento justo. Me sentí verdaderamente acogido por ella, por su sacerdotisa y posteriormente por esta gran familia.
Uno puede elegir caminar solo con los dioses, aprendiendo de los animales, de la naturaleza y siguiendo otros medios. Pero compartir tu camino y tus vivencias con más personas, es muy enriquecedor. Mi paso por este Santuario, que a día de hoy es Templo, ha sido largo, llevándome muy buenos recuerdos y momentos. Y repito, no soy de Sevilla, y tenemos kilómetros que nos separan, pero eso no ha impedido estrechar lazos con esta familia diferente.
Por otra parte, como es normal, uno termina conectando más con unos compañeros que con otros, pero seguimos siendo todos un mismo grupo, acogido bajo una misma maestra, compartiendo un gusto y una devoción especial por Hécate. Somos individuos con libertad e individualidad. Muchos de nosotros hemos tenido la oportunidad de formar nuestros propios Santuarios, pero como Templo, seguimos siendo una sólida y fuerte entidad. En este sentido, siempre me sentiré deudor de mi Templo Madre, y así lo llamo con frecuencia. Templo en el que sigo cursando mis estudios, ahora en Segundo Grado.
Así mismo, muchas cosas han cambiado desde mi ingreso en este Santuario. Ya no solo yo como individuo, sino mi concepción de la Diosa. Entré con la idea preconcebida de que Hécate era una divinidad esencialmente anciana. Con el tiempo, trabajo, estudio y experiencia personal, si me he dado cuenta de algo, es que es Doncella fuerte y férrea por excelencia. Igualmente. Madre tenebrosa y celestial. Mi imagen de Hécate como diosa Anciana, desapareció hace un tiempo y empecé a comprender muchas cosas. Aunque esto, no deja de ser algo más personal.
Esto son solo palabras que muy difícilmente, pueden expresar verdaderamente, mi paso por este Templo, pero en su aniversario, quería dedicarle aunque sea, unas líneas.

Hail Hécate, poderosa diosa de los infiernos, Madre Oscura.

Mandalas, meditación fácil. Por Ayra Alseret

Dice un texto hindú:

hace muchísimo tiempo

existió algo desprovisto de nombre

y cuya forma desconocida

ocultó tanto al cielo como a la tierra.

Al verlo, los dioses lo agarraron

comprimiéndolo contra el suelo,

con la cara hacia abajo.

Una vez arrojado al suelo,

los dioses lo retuvieron pegado a éste.

Brahma hizo que los dioses lo ocuparan

y lo llamó Mandala.

 

Mandalas, ¿qué son?

Mándala es una palabra de origen sánscrito, significa textualmente Círculo. También hay que recalcar que la palabra Mandala, se compone de Manda (esencia) y La (contenedor), algo así como Esfera de la Esencia.

Desde hace siglos han sido usados por los Hinduistas, pero se han encontrado otras representaciones geométricas simbólicas en otras culturas como la de los indígenas de América (Navajos, Aztecas, Incas entre otros) o los aborígenes de Australia.

Sus dibujos complejos y geométricos son reminiscencias del Macrocosmos y el Microcosmos, por lo que son usados para mantener el equilibrio entre el Yo interno y el externo.

Se consideran una de las formas de relajación y meditación mas fuertes en las culturas orientales. Esta técnica de relajación no requiere ninguna disciplina expresa, se trata de colorear según tus gustos.

Es una certeza que los monjes budistas construyen complicados mandalas para conmemorar situaciones especiales, para ello pasan semanas colocando arena tintada y cuando terminan dejan al viento para que los deshaga. Es una forma de trabajar la energía propia.

Pero, ¿para qué sirven?

Los Mandalas ayudan a equilibrar los dos hemisferios cerebrales, el hemisferio racional y el creativo, ya que en un mismo dibujo encontramos figuras geométricas captadas por nuestro lado lógico y colores y dibujos que son captados por nuestro lado creativo.

Además desarrollan la imaginación, el sentido estético y la fuerza vital.

Muchas veces nuestros miedos o preocupaciones no se encuentran en nuestra mente consciente, no somos capaces de dar con el problema que nos cruza en un determinado momento. Al dibujar o colorear mandalas con cierta regularidad podemos hacer conscientes patrones de pensamiento o estructuras mentales y emocionales. Es un sistema de sanación mental, de limpieza de emociones.

Cuando decides dedicar un rato a un mandala estas siendo maestro de ti mismo. El significado de los dibujos que escoges o de los colores dicen mucho de ti.

He dicho ya que tienen mucho que ver con la Meditación, ¿verdad? Prueba a coger uno y obsérvalo. La contemplación del mandala te servirá como guía para meditar.

Vete alejándote de los pensamientos y céntrate en el dibujo.

Al pintarlo deja que tu mente fluya libre sin atarla a ningún lado. Esto se llama meditación libre.

Se trata, en realidad, de un sistema de autoconocimiento.

Sobre las formas…

Cuando lleves un tiempo pintando mandalas, notarás que los colores que usas van cambiando, a veces dependiendo del estado de ánimo.

  • Círculo: el movimiento, el cambio, lo absoluto, el verdadero yo.
  • Corazón: sol, amor, felicidad, alegría, sentimiento de unión.
  • Cruz: unión del cielo y la tierra, vida y muerte, lo consciente y lo inconsciente, la unión de dos aspectos opuestos de nuestro mundo o nuestra personalidad.
  • Cuadrado: procesos de la naturaleza, estabilidad, equilibrio.
  • Estrella: símbolo de lo espiritual, libertad, elevación.
  • Espiral: vitalidad, energías curativas.
  • Hexágono: unión de los contrarios.
  • Laberinto: implica la búsqueda del propio centro.
  • Mariposa: autorenovación del alma. Transformación y muerte.
  • Pentágono: silueta del cuerpo humano. Tierra, agua, fuego.
  • Rectángulo: estabilidad, rendimiento del intelecto la vida terrenal.
  • Triángulo: agua, inconsciente (hacia abajo); vitalidad, transformación (hacia arriba); agresión hacia uno mismo (hacia el centro)

Y los colores…

  • Blanco: nada, pureza, iluminación, perfección.
  • Negro: muerte, limitación personal, misterio, renacimiento, ignorancia.
  • Gris: neutralidad, sabiduría, renovación.
  • Rojo: masculino, sensualidad, amor, arraigamiento, pasión.
  • Azul: tranquilidad, paz, felicidad, satisfacción, alegría.
  • Amarillo: sol, luz, jovialidad, simpatía, receptividad.
  • Naranja: energía, dinamismo, ambición, ternura, valor.
  • Rosa: aspectos femeninos e infantiles, dulzura, altruismo.
  • Morado: amor al prójimo, idealismo y sabiduría.
  • Verde: naturaleza, equilibrio, crecimiento, esperanza.
  • Violeta: música, magia, espiritualidad, transformación, inspiración.
  • Oro: sabiduría, claridad, lucidez, vitalidad.
  • Plata: capacidades extrasensoriales, emociones fluctuantes, bienestar.

 

Sable Rouge, el dolor de una Tradición

Muchos ya lo sabéis porque habéis leído sobre este tema en las redes sociales, hace dos días, fallecía, por lo que parecían causas de fe, un miembro de la Tradición Correlliana en el Norte de África.

Decir que conocía a Sable Rouge, es decir mucho… Portador de la Luz de Hécate, y devoto de la Diosa, hace sólo dos semanas, se ponía en contacto conmigo disculpándose por su español, para hacerme saber que la Luz de Hécate había llegado hasta él y que se sentía muy feliz por ello. Estaba ilusionado y contento por poder participar de esta manera en una devoción a la Diosa, que tanto significaba para él.

No puedo sentir más que dolor y rabia, no puedo decir que deseo para sus asesinos un cambio de consciencia, o que aprendan algo de esto. No. Yo sólo puedo sentir que necesita justicia. Que la Diosa reparta Su justicia, sin miramientos, pues Su devoto ha transcendido de este mundo de la manera más injusta que existe: a manos de otros, por una idea.

A veces, hablamos de salir de los armarios de escobas, con una facilidad pasmosa, olvidando que nuestras creencias son causa de herejía para muchas religiones, y para muchos extremistas. Olvidamos, que la vida es frágil y que puede ser arrebatada de cualquier modo, en cualquier parte del mundo. No somos conscientes, de la cantidad de personas, que no pueden alzar la voz por su fe, y que viven de manera discreta sus ideas, porque temen por ellos y por sus familias…

Asistí, impotente, a los mensajes que me llegaban al teléfono móvil, y a la voz quebrada de su mentora y amiga la Rv. Purple Tide, que cruzaba el país para dirigirse en barco a Ceuta. Rota de dolor, pidiendo perdón de manera constante, por cargarme la responsabilidad de hacer saber al Canciller de la Tradición y a nuestros hermanos alrededor del mundo lo que acababa de pasar.

Me peleé con mi inglés mediocre, y la poca información que tenía y llegaba a cuenta gotas, para hacerme eco de su dolor y de la pérdida.

La Tradición Correlliana, se llevó las manos a la cabeza, al corazón, a la garganta. Dolió. Dolidos, todos empezamos a encender velas y alzar oraciones por su alma y por el futuro de su familia, nuestra primera prioridad. En el mundo, las velas se prendían en altares y las redes sociales se iban llenando de mensajes de dolor y rabia.

Muchas personas, ajenas a esta Tradición, pero hermanos, porque portaban también la Luz de Hécate, porque hacían guardias como él, o sencillamente porque compartían su dolor, se acercaban para transmitirnos su apoyo en estos momentos, y yo, se los iba transmitiendo a Purple, como podía.

Me siento arropada por la gente que sin conocerme de nada, ha dejado miles de mensajes en mi inbox, donde han llegado a dejar mensajes como «no nos conocemos, Ayra, pero si necesitáis algo, yo soy psicóloga y este es mi teléfono personal»

El teléfono no paraba de sonar. El Rv. Eblis en un lado del mundo y yo en otro, hacíamos de puente para el resto del mundo sobre esta noticia horrible que nos ha convulsionado a todos y nos ha revuelto.

Dolor.

Pérdida.

Y sobre todo, la sensación de que nunca una persona recibió tanta luz en su partida.

Hasta siempre, Sable Rouge. Hasta siempre, hermano. Que la Diosa te acoja y te lleve de la mano a un lugar más libre.

El colibrí y su gran enseñanza, por Tiné Estrella de la Tarde

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El colibrí, si algo representa por encima de todo, es la alegría de vivir por sí misma. Si analizamos su comportamiento, este animal, con su largo pico liba el néctar de las flores. Ese dulce manjar. Pero para ello, primero tiene de atravesar las partes más amargas de la flor. Sin olvidar, el esfuerzo que hace, mientras se mantiene inmóvil, aleteando, en su perspicaz vuelo.

Este pequeño pájaro, incansable, recorre una flor tras otra pada adquirir su preciado néctar, la dulzura de la vida. Tiene una actitud verdaderamente incansable, pues se mantiene especialmente a través de esta tarea. Aprendamos de él, a no cansarnos nunca de buscar la felicidad de la vida, los buenos momentos. Por muy complicado que nos parezca, hagámos el esfuerzo de libar el néctar de todas aquellas flores de la vida que nos vamos encontrando. Debemos de tener esa actitud cada día, de tener la voluntad y las ganas de sacar lo mejor del día y de las personas, de los momentos, de las situaciones. En este sentido, me recuerda también mucho a la abeja. Nos da fuerza, hasta en los peores momentos, para sobrepasar cualquier obstáculo que nos sobrevenga.

No olvidemos que una de nuestras grandes lecciones es, disfrutar de la vida cada día, saber valorarla, saber sacar el néctar de cada instante y ser feliz por nosotros mismos, sin tener como fuente de felicidad el exterior, mutable y perecedero. Porque la felicidad, no es un fin, no es una meta. La felicidad es todo el proceso. Ese enorme proceso que llamamos vida. Y la vida es aquello que pasa mientras nos estamos decidiendo a vivirla. No podemos esperar a ser felices hasta que alcancemos las metas o los objetivos que nos propongamos. No podemos esperar a ser felices hasta que las situaciones cambien. Dejémos de ser las víctimas de los acontecimientos, y seamos los verdaderos guionistas de  nuestra obra, nuestra vida.Tenemos que aprender a ser felices, antes, durante y al final de nuestro camino.

¿Qué necesita un altar a Hekate? Por la Rvd. Kaia Soria

Para empezar una pequeña aclaración: Escribo este artículo desde un punto de vista personal y desde mi experiencia con la Diosa porque  desde que empecé a andar con Ella, me he cruzado con muchos altares que  le rinden culto pudiendo tener una visión general de como debe ser un altar a Hekate.

Cómo es el primer artículo que se publica desde que el Templo no está operativo quiero dejar claro que este es un artículo de Danae Soria a nivel personal y no como Guardiana del Templo.

Recuerdo, ahora hace cinco años cuando me planteé esta pregunta en mi mente, al empezar a acercarme a Ella y la verdad es que las respuestas vinieron solas. Solo con asomarme a Hekate comprendí que su universo es tan grande que realmente no hay formas correctas de hacer con Ella. Solo las tuyas. Por lo que mi principal consejo es que te dejes llevar. Lo cual no significa, pon un pequeño pony rosa sobre tu altar como representación a la Deidad, pero dentro de unos limites de tolerancia y respeto, deja que Hekate  descubra para ti el camino del altar que TU necesitas para llegar a Ella. Creo que es importante remarcar esto, el altar nos refleja a nosotros mismos y es nuestro microcosmos. Es nuestra puerta de acceso a la Diosa. No es que la Diosa necesite un altar, con cuatro velas y tres cebolllas, se trata de algo más intrínsico dentro de nosotros mismos, algo que refleja nuestra alma y nuestra forma de caminar, hacia Ella.

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Algunos consejos útiles. Sigue las reglas generales de la tradición en la que te encuentres y si no tienes tradición como base podrías intentar, primero que en tu altar  Hekate tuviera una representación, no tiene porque ser una representación humana si no cualquier  objeto que te vincule a Ella, dentro de los limites, vuelvo a remarcar, de respeto hacia una divinidad, pon un pequeño bol para poner ofrendas, una vela y ya tienes un punto de partida. Dentro de la tradición helénica es casi esencial tener un sitio donde realizar libaciones y un pequeño incensario para quemar incienso. Cuando yo era Wiccana, consideraba que era imprescindible tener una copa ya que para mi simbolizaba el Calyx de la Diosa, el utero.  Pero la norma es fácil. Representación de Hekate, plato para ofrendas y una vela pueden ser un buen comienzo. Con el tiempo, apareceran cosas que agregar o cosas que quitar. Por ejemplo, yo tengo la costumbre de juntar las llaves que me voy encontrando en un lazo y ponerlas colgadas en mi casa, en su honor. Antes esas llaves pasan un tiempo por su altar.

Elige un bonito mantel, que trasmute la mesa que vayas a usar por un lugar sagrado. Sabes que sus colores, son rojo, blanco y negro pero ¿por qué cerrarse a esos? Hekate es señora del Mar, de los Infantes, de los Perros y de los Ciervos, comparte camino con un montón de Dioses y es soberana de los 3 reinos. De nuevo bajo la línea del respeto, trata de expresar en el mantel lo que sientas hacia Ella. Puedes bordar algunos de sus símbolos en el y puedes incluir incienso o hierbas en sus bordes para así darle un toque más mágico.  Recuerda lavarlo en un lugar especial, no mezclado con el resto de tu ropa diaria y perfurmarlo un poco con incienso al volver a usarlo para “consagrarlo” a su uso con la Diosa.

Si tienes el altar en una mesa, usa también la parte de abajo. Tenemos la consciencia de que el altar solo es la parte de arriba y no es cierto ya que la energía que alimenta el altar en la mayoría de los casos proviene del suelo. Procura tenerlo limpio, es bueno incluso que le des un trato especial a esa parte concreta de la habitación. Nosotras siempre hemos tenido las piedras de la casa en el hueco del altar, pegadas al suelo. Ellas agradecen estar ahí y la presencia de la Tierra en la forma perfecta de nuestros cristales le da mucha estabilidad.

¿Cómo cuidarlo? Acércate cada día a el aunque sean sólo cinco minutos. Realiza una pequeña invocación y revisa que no haya encima nada sucio, roto o que te resulte extraño. A veces los objetos no se rompen, ni están sucios pero resultan raros al mirar el altar. Su energía ya no hila con el resto del conjunto y es momento de retirarlos. Si es una ofrenda que quieres mantener hacia Hekate, puede llevarlo a algunos de sus sitios naturales de poder, siempre que sea algo que no vaya a contaminar la naturaleza.  No es necesario que hagas cada día un ritual extenso, es preferible que tengas una trato diario hacia la Diosa de menos tiempo pero sincero y con ganas,que que te machaques un día 2 horas y luego no puedas sacar tiempo en un mes. Y por supuesto si no vas a poder atender el altar y tenerlo cuidado es mejor que lo recojas.

¿Y cómo abrirlo? A mi me gusta hacer una declaración de altar, llamando a la Diosa y haciéndole saber que ese será un espacio dedicado a Ella y que te comprometes a cuidarlo.

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Con estos consejos puedes poner un altar a Hekate en tu casa de forma fácil y tener un espacio para acercarte a la Diosa cuando necesites hablar con Ella, honrarla o hacer tus rituales.

Espero haberte sido de ayuda con tus dudas. Que la luz de sus Antorchas te acompañe siempre.

 

Fuente: https://templodehekate.wordpress.com/2014/10/31/que-necesita-un-altar-a-hekate/

Una mirada al Tercer Grado, por Ayra Alseret

Esta es una pequeña reflexión que la Reverenda Ayra Alseret ha hecho tras sus estudios de Tercer Grado. 

Una mirada al Tercer Grado.

Este Tercer Grado ha sido especialmente interesante para mi. En parte, porque encontraba respuestas a cosas que no sabía, pero sobre todo porque ha despertado en mi preguntas que no sabía que tenía.

Profundizar en la visión de la Divinidad, es algo que me ha aportado muchas cosas a nivel personal; no puedo decir que nunca me había preguntado según que cosas, pero sí es cierto que a la larga, me he dado cuenta de que no sé nada. De que necesito seguir avanzando y aprendiendo, más de lo que había imaginado.

De la primera lección, me gustó especialmente la importancia que se da en la Tradición al honor, a como debe ser un Tercer Grado y me hizo preguntarme cómo sería el mundo que nos rodea, si todo el mundo diera importancia realmente a esto. Para mi el honor es una de las cosas más importantes que existen, y que este Grado arrancara precisamente desde ahí, es algo me gustó enormemente. Cuando hablaban de las nueve virtudes, me sentí muy feliz, creo que te lo comenté, porque es un tema que gusta especialmente. Está claro que se espera de un Tercer Grado, pero ¿qué podemos esperar de las personas? Si todo el mundo fuera capaz de tener una escala de valores coherentes con el mundo que lo rodea, nos encontraríamos en otro mundo tan diferente… esto me hace enlazarlo con la encarnación consciente. Recuerdo que me preguntabas que inquietudes se me planteaban al respecto, pero creo que necesito investigar más todo esto antes de plantearme inquietudes o preguntas sobre si yo misma sería capaz o no de realizarla. Imagino que muchas otras personas se ven en esta situación, porque como te dije, considero que nos falta aún información sobre este tema. Y considero que es una de las cosas más importantes que se han tratado en este Tercer Grado, porque habla de una evolución a la que aspiramos como humanidad, que podría cambiar muchas cosas, a nivel personal, pero sobre todo a nivel general. Cuando hice la reflexión sobre este tema, me di cuenta de muchas cosas, como por ejemplo de que la idea de la encarnación consciente, que ya había comentado alguna vez con mi mentora, era algo en realidad novedoso, que tenía mucho que ver con otras corrientes o ideas de otras tradiciones y caminos. Es algo que está presente en muchos sitios, con otros nombres o corpus, pero que van hacia la misma dirección. Esto me llevó a releer documentos y libros que leí hace años y que ahora he comprendido de otro modo.

Otra cosa que me ha gustado del Tercer Grado, es la necesidad de volver a otros textos, a comparar, buscar información, o a poder completarla a través de las visiones de otros autores. Retomar libros de filosofía o antropología me ha hecho pensar en lo cerca que está realmente la espiritualidad de la condición humana, incluso entre aquellos que se definen como ateos. ¡Incluso retomar lecciones anteriores! Puede que el trabajo como mentora de Primer Grado, me haya aportado más de lo que al principio pensaba, porque al leer determinadas cosas, y volver atrás, me daba cuenta de lo mucho que las ideas que tenía como seguras, habían cambiado y lo que importaba realmente, era ser consciente de como el aprendizaje está en constante movimiento.

Creo que lo que más me ha costado, y curiosamente, lo que más me ha gustado es el tema donde tuve que ponerme con el trabajo oracular. Sí, me costó tremendamente, dejar que esto sucediera, no por miedo, que no lo tenía, sino porque no encontraba la forma de hacerlo correctamente. Sin embargo, la práctica y el cuidado, me llevaron a conseguirlo finalmente. Era algo que veía muy lejano y complicado, pero después, me resultó fácil y cálido. Es curioso como la experiencia cambia la forma de ver las cosas. Y esto es lo más importante, la necesidad de la experiencia, cosa que he podido comprobar en mis propias carnes.

La naturaleza del tiempo, para mi no era mucha novedad, sin embargo, imagino que para quienes no han tenido nunca experiencias de este tipo pueden verse envueltos en una maraña de ideas sobre el tiempo y que se les pongan los pelos de punta. Esto mismo me pasó a mi con la naturaleza de la divinidad y el alma. Recuerdo que leía algo y necesitaba levantarme y caminar, pensar, reflexionar, volver a leer. Me tuve que preguntar si estaba de acuerdo con lo que leía, si era realmente lo que yo pensaba, porque no estaría bien continuar este camino si no era así, desde mi punto de vista. Creo que ahí fue donde me di cuenta de porque mi mentora siempre decía “ el tercer grado es precioso, pero te hará tambalearte”. Y vaya si me tambaleé. Necesité sentarme a meditar y discutir conmigo misma sobre lo que aprendía, y me sentí como cuando estudiaba filosofía antigua y necesita creer firmemente en lo que cada filósofo decía para entender completamente su planteamiento. Aquí fue especialmente importante para mi la recuperación de Alma, porque creo que no se trata de un simple ejercicio, sino de una forma de comprender esto de manera más profunda.

La lección que quizás se me ha quedado más pequeñas es la once (sobre técnicas de trabajo en grupo y resolución de conflictos), entiendo que es necesaria porque aunque todo es de sentido común, hablamos del menos común de los sentidos. Creo que en esta lección podrían incluirse técnicas de trabajo, como una metodología básica que sirva para todos los grupos, de manera común. Aunque comprendo que cada grupo es diferente, y que tiene una realidad totalmente única, a veces, los problemas a los que nos podemos enfrentar sí son comunes entre todos. Quizás en esta lección habría añadido un poco sobre el corpus de la Tradición de cara a determinados conflictos, como se enfrentan, a quien puedes dirigirte en determinadas situaciones…

Sobre los exámenes que he realizado, tengo que decir que han servido para hacerme reflexionar, muchas veces, cuando veía el examen, pensaba “no puede ser, no sé ni por donde empezar”, pero después, comprendía la importancia de lo que se me pedía. No se trata de saber si había comprendido la lección o si los ejercicios habían sido más o menos sencillos, se trataba en realidad, de hacer un ejercicio interno de comprensión profunda, y de reflexión sobre lo que había aprendido y ponerlo por escrito. Esto me ayudaba a hacer ese proceso más sencillo y más profundo. Creo que todos los exámenes que he realizado han sido acertados en su planteamiento, porque no se quedaban en lo básico de qué es esto o lo otro, sino en un trabajo personal, posterior, que implicaba la necesidad de hacer un ejercicio que iba más allá.

En términos generales, valoro muy positivamente el tipo de exámenes que me han puesto durante estas lecciones, porque me permiten ahondar en cosas que la lección puede tocar simplemente por encima, sin entrar en ello de modo profundo. La verdad es que agradezco que se salieran de los típicos test, que en parte, considero que no miden realmente el trabajo o interés que alguien pone en algo, sino que muchas veces se quedan en conceptos. Estoy planteándome cambiar los exámenes de mi Templo directamente a este tipo, porque creo que son mucho más enriquecedores.

Una cosa que me llamó especialmente la atención, fueron las palabras del Reverendo Donald al inicio de las lecciones, donde decía que el Tercer Grado era una vocación, una llamada interior y no sólo otra parte del camino. Yo sentí la llamada de la Diosa hace tiempo, y a medida que estudiaba este Tercer Grado, notaba como las ideas se iban quedando a un lado, para escuchar más profundamente Su llamada. El Reverendo Donald hablaba de la importancia que tiene la comprensión de lo que hay en cada lección, y esto me gustó especialmente, porque yo me vi envuelta en miles de momentos de dudas, de tambalearme y reflexionar si esto era para mi. Ahora puedo decir que sí, pero me ha costado. No creo que sea posible llegar a completar este grado sin haberse parado a pensar en lo que se aprende, y sobre todo, sin que las estructuras que tenemos de base se vengan abajo, sin que pasemos por momentos en los que necesitamos pararnos y dejarlo a un lado para ver si realmente estamos de acuerdo con lo que estamos estudiando. No puedo decir que para mi haya sido fácil, en muchos aspectos este curso es un reto, pero con el tiempo, y sobre todo intentando abrir la mente y manteniendo conversaciones conmigo misma, es como he logrado entender lo que había tras las palabras.

Sobre complicaciones, podría escribir un libro. No se trataron de la comprensión (bendito wordrefenrece) o de la temática, sino del asumir las cosas. Algunas me resultaban sencillas, pero recuerdo especialmente el tema sobre la Mónada, que me trajo de cabeza varios días. ¿Estaba yo de acuerdo con todo lo que estaba leyendo? Tuve que pararme muchos días a reflexionar, aunque suene a lo de siempre, me he dado cuenta de que este Tercer Grado exige eso: pararse, meditar, pelear con uno mismo, ir a otras fuentes, comparar, volverse loca, retomar… Esos traspiés me han servido muchísimo, porque me he dado cuenta de cuántas cosas tomamos como verdades sin plantearnos el por qué; y lo importante que es ser crítico y autocrítico, lo esencial que es en un momento dado poner todas tus ideas lejos y mirarlas de manera objetiva, haciendo un análisis de cada una de ellas y preocupándote por entenderlas y encajarlas en la forma en la que entiendes la vida.

También me he encontrado con otro “problema” que en realidad no lo ha sido. He tardado más de lo que esperaba de entrada tardar en hacer este curso, pero creo que lo he disfrutado más y mejor siendo así. Darte tiempo para ir viendo cada cosa en su lugar, ir ordenando ideas, leer otras fuentes… creo que es fundamental. No sirve repetir el contenido como un loro, si tú no has hecho un trabajo interno de comprensión y aceptación. Creía que nunca iba a llegar estar escribiendo mi reporte final, y aquí estoy, delante del ordenador, mirando hacia atrás y sabiendo que hay muchísimo más por delante. Recuerdo con una sonrisa cuando algunas personas me dijeron que jamás terminaría Tercero, porque mi mentora no querría y no puedo evitar reírme. Mi mentora, me ha dado mucho más que un grado, mucho más que unas lecciones o ejercicios. Ha retado a mi mente y mi consciencia, para que pudiera sacarle todo el jugo al grado y eso no es un trabajo sencillo. Dedicar el tiempo, con calma, y sobre todo sin prisas ha sido algo especial, y gratificante para mi.

Me gustaría añadir, que creo que este es el curso que más me ha transformado, incluyendo los curso de Reiki que he hecho en mi vida, e incluso más que chamanismo. Me he encontrado en conflicto conmigo misma, me he visto plantearme muchas cosas, he sido crítica conmigo de un modo absolutamente nuevo y, sobre todo, he aprendido que quiero seguir aprendiendo. Que en la vida el movimiento se demuestra andando y que yo no quiero dejar de andar.